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Comienza en Francia la era Sarkozy con la apertura de su Gobierno a la izquierda y al centro

Comienza en Francia la era Sarkozy con la apertura de su Gobierno a la izquierda y al centro

sábado 19 de mayo de 2007, 11:21h
Con el nombramiento que tuvo lugar este viernes de los 14 ministros del nuevo Gobierno francés que dirigirá el primer ministro, François Fillon, el presidente de la República, Nicolas Sarkozy, se dota del equipo que pondrá en marcha "el cambio" que el jefe de Estado, investido hace dos días, prometió a los franceses durante su campaña electoral. Para la oposición, sin embargo, el gabinete gubernamental anunciado hoy por el Elíseo tiene más que ver con la "continuidad" que con "el cambio", aunque los hay que reconocen algunas "originalidades".
Entre ministros, secretarios de Estado y su alto comisario, el nuevo Gobierno cuenta con 20 miembros, 11 cargos menos que las 31 personas que desarrollaban funciones como ministros o ministros delegados del gabinete gubernamental del predecesor de François Fillon, Dominique de Villepin.

   Sarkozy ha sido coherente con su voluntad de hacer de la administración francesa un verdadero instrumento que satisfaga sus ganas de "acción" política. Precisamente de la acción de su Gobierno habló François Fillon en una visita realizada ayer a un centro parisiense de acogida a mujeres en grandes dificultades mientras el resto de ministros de su gabinete, nombrados por el Elíseo esta mañana, protagonizaban sus respectivas tomas de posesión.

   Rodeado de algunas de las cerca de 100 mujeres que viven con sus hijos el centro de acogida situado en el exclusivo decimoséptimo distrito de París por haber sido víctimas de redes de prostitución internacionales, de violencia doméstica u otras tragedias, Fillon declaró que quiso que su primera salida fuera del Palacio de Matignon (sede del Gobierno francés) sea "simbólica" y que quede claro que el Gobierno que va a dirigir "establecerá como mayor prioridad la atención" a las víctimas de la violencia de género, al derecho a hacer responsable al Estado de la falta de una residencia y de la falta de un centro preescolar para los bebés. 

   No obstante, el gesto político de ayer lo volvió a dar Sarkozy. Su visita a la sede central de Airbus, el principal constructor aeronáutico europeo, en Toulouse, pone de manifiesto que la gestión de la crisis que atraviesa la empresa, propiedad del consorcio aeronáutico y aeroespacial europeo EADS, es "urgente", según el término utilizado por el propio jefe de Estado.

   En un viaje en el que estuvo acompañado por Jean-Louis Borloo, nombrado ayer ministro de Economía, Finanzas y Empleo, Sarkozy dijo que Airbus, que ha alcanzado pérdidas de hasta 6,7 billones de dólares, necesita una "reestructuración", pero no en la forma que la plantea la dirección de la empresa, sino a través de un plan denominado 'Power 8', que prevé el recorte de 10.000 empleos, 4.300 de ellos en Francia, 3.700 en Alemania, 1.250 en Reino Unido y 450 en España, además de la venta de los centros de producción de Méaulte y Saint-Nazaire, ambos en territorio galo.

   Sarkozy volvió a dar otra señal sobre las prioridades del Ejecutivo en el primer Consejo de Ministros que presidió la tarde de ayer. Según declaró a los medios de comunicación presentes en el patio del palacio presidencial del Elíseo tras la reunión interministerial, Christine Albanel, ministra de la Cultura y Comunicación, además de portavoz del gabinete, reveló que "el mensaje esencial" que Sarkozy dio ayer "es muy simple: hacer todo para lograr los objetivos".

   De entre los "compromisos" que recordó el presidente a los ministros, según Albanel, uno destaca por encima de todos. El presidente "recordó que el pleno empleo debía alcanzarse al final del presente mandato", aseguró la portavoz.

Un socialista y un centrista

   El primer ministro es partidario de un presidente que "gobierne realmente", algo que Fillon ha escrito en su libro, aparecido en otoño de 2006 y titulado 'Francia puede soportar la verdad', con la fórmula "presidencialización comedida del régimen" político galo.

   Esto explica en buena medida que el tándem Sarkozy-Fillon haya elegido a tres personalidades cercanas al primero en los cargos ministeriales destinados a jugar un papel central en las reformas que desea realizar el jefe de Estado. Éstos son Xavier Bertrand, Rachida Dati, y Brice Hortefeux, ministros de Trabajo, Relaciones Sociales y Solidaridad, de Justicia y de Integración, Identidad Nacional y Codesarrollo, respectivamente.

   Los dos primeros fueron los portavoces en la campaña presidencial de Sarkozy. Bertrand, ex ministro de Salud del Gobierno de Villepin y tan estrecho colaborador de Sarkozy como Dati, estará encargado de las cuestiones inmediatas que más importan a los franceses y al presidente galo.

   No es casualidad que él sea un hombre de confianza del presidente, ya que con él, Sarkozy tendrá que hacer frente a sus cuatro promesas más importantes en materia de Trabajo, Relaciones Sociales y Solidaridad: la regulación de los servicios mínimos, la creación del contrato de trabajo único, la reforma de los regímenes especiales de jubilación y la organización de cuatro conferencias dedicadas al diálogo social que se celebrarán tras el verano. 

   Por su parte, Dati tendrá que tratar con dos cuestiones claves: la instauración de penas mínimas para los criminales reincidentes y la reducción de la edad penal a 16 años. En cuanto a Hortefeux, el considerado "brazo derecho" de Sarkozy, éste le ha adjudicado el polémico e inédito Ministerio de Inmigración, Integración, Identidad Nacional y Codesarrollo.

   Aunque no hay que restar relevancia a otros ministerios, como el que dirigirá el ex primer ministro Alain Juppé, dedicado a Medio Ambiente, Desarrollo Sostenible, Energía y Transportes, y en calidad de 'Ministro de Estado' --denominación que da a Juppé un estatus preeminente en el Gobierno--, lo cierto es que el núcleo del Ejecutivo lo componen Sarkozy, Fillon, Bertrand, Dati y Hortefeux.

   Dada esta configuración, la acción gubernamental del socialista Bernard Kouchner al frente del Ministerio de Asuntos Exteriores, junto a la de los secretarios de Estado Jean-Pierre Jouyet y Eric Besson --también socialistas-- y del centrista de la Unión por la Democracia Francesa (UDF) Hervé Morin, nombrado al frente de Defensa, es más simbólica que efectiva.

   Sus nombramientos dan cuenta de la "apertura" política deseada por Sarkozy en su Gobierno. Sin embargo, poco cabe esperar de la acción de dos cargos, los del ministro de Asuntos Exteriores y de Defensa, cuyas áreas de acción son competencias exclusivas de la Presidencia, según establece la Constitución Europea.


   Mientras en la UDF se ha celebrado el nombramiento de Hervé Morin, desde el Partido Socialista (PS) se ha repudiado la incorporación de Kouchner, cofundador de las ONGs Médicos Sin Fronteras y Médicos del Mundo, además de varias veces ministro y secretario de Estado bajo la presidencia de François Mitterrand y en el gobierno de cohabitación socialista que lideró Lionel Jospin entre 1997 y 2002.

   De hecho, el primer secretario del PS, François Hollande, afirmó que "Kouchner ya no es miembro del partido". El portavoz de los socialistas, Julian Dray, explicaba horas antes de la decisión de expulsar a Kouchner del partido a quienes escuchaban la radio francesa 'France-Info'.

   Según Dray, la llegada de Kouchner al ministerio de Asuntos Exteriores es "una triste aventura individual" resultado de una dinámica consistente en "querer ser ministro cueste lo que cueste".

   "Está en su derecho de participar en un gobierno de derechas", declaró Dray, afirmando que Hollande dijo a Kouchner: "tienes el derecho de cambiar de chaqueta". "Nadie tiene el derecho de impedir" lo que ha hecho, según Dray, pero a su juicio no hay dudas de que "de ahora en adelante su familia es la derecha".
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