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¿Y ahora qué?...

lunes 04 de octubre de 2010, 07:30h
El resultado de las primarias en Madrid supone un duro varapalo para Trinidad Jiménez y, por ende, para José Luis Rodríguez Zapatero, que la empujó a esa aventura pese a que ella insistiera en decir que había sido una decisión de motu propio y“muy meditada”. Ni una cosa ni la otra, y la ministra lo sabe.

Desde el primer momento, Trini ha tenido, no solo a Zapatero, sino a todo el aparato federal del partido detrás, apoyándola, - José Blanco incluso la acompañó en un acto en la víspera del cierre de campaña- y aunque el resultado no ha sido excesivamente demoledor para su candidatura, no ha ganado, que es en definitiva lo que importa. No olvidemos que por tan solo ocho votos José Bono no consiguió hacerse con la secretaría general del PSOE en las primarias que se libraron en el histórico 35 Congreso extraordinario que enfrentó nada menos que a cuatro candidatos. Aunque el sistema de votación no es igual ya que en aquella ocasión votaban los delegados elegidos por cada federación,  no toda la militancia, como en las primarias madrileñas,  Zapatero ganó y tomó las riendas de un partido dividido y sumido en la desesperanza tras la debacle que sufrió en las urnas con Joaquín Almunia, al que puso ‘a dedo’ Felipe González.

La historia de Gómez es muy similar a la del líder del PSOE y eso Zapatero lo sabe aunque desde aquel julio del 2000 ha cambiado tanto que posiblemente ahora se mira en el espejo y no se reconozca en la piel del joven dirigente madrileño que ha osado plantarle cara, algo que jamás imaginó que se atreviera a hacer nadie acostumbrado como está en estos diez años a poner y quitar peones sin que le tiemble la mano. Goméz se le rebeló y le ha ganado el pulso.

¿Y ahora qué?...se preguntarán muchos. Quedan siete meses escasos para las municipales y autonómicas por lo que lo más 'sensato' es escenificar un cierre de filas aunque sea aparente. ¿Qué van a hacer si no?. El PSOE ha sufrido en estos dos años un duro desgaste que se reflejará sin duda en las urnas, primero en Cataluña y luego en los comicios locales y autonómicos de mayo de 2011. Madrid es clave y aunque vencer a Esperanza Aguirre es casi una misión imposible, Tomás Gómez podría también dar la sorpresa. Quien sabe. Pero para ello necesita tener a todo el partido detrás y aprovechar esta oleada de ‘pasión’  – la palabra ilusión no me gusta nada- que ha desatado las primarias entre un electorado dormido y una militancia anestesiada. Movilizar el voto socialista como Tomás y Trini lo han conseguido en estas primarias.

Si los dos sectores, el de los vencedores y los vencidos, ahora se enzarzan en peleas internas cometerán un gravísimo error del que únicamente saldrá beneficiada Aguirre. El mejor escenario para el PSM es que los dos, junto con Lissavetzky, se vuelquen en la campaña y den una lección de democracia. Sin soberbias ni rencores. 

Después de las elecciones será otro cantar. Zapatero está medio KO, a punto de desplomarse en el cuadrilátero y eso lo ‘huelen’ a distancia los que llevan tiempo realizando  maniobras orquestales en la oscuridad  para cuando llegue el momento de relevarle. Por eso el triunfo de Tomás Gómez distorsiona peligrosamente sus planes.
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