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La remodelación del Ejecutivo pretende dar un impulso electoral de fondo

Rubalcaba se convierte en la pieza principal del Gobierno tras la reforma de Zapatero

Rubalcaba se convierte en la pieza principal del Gobierno tras la reforma de Zapatero

>> Por fin cede a la petición de reducir carteras De la Vega, al Consejo de Estado  miércoles 20 de octubre de 2010, 14:01h

Zapatero ha procedido a una profunda crisis de Gobierno para gestionar el fin de ETA, la recuperación económica y el fin del 'zapaterato' y el inicio del 'delfinato' -para algunos, 'Rubalcabato'-. En esta crisis, Zapatero ha dado amplísimos poderes a Rubalcaba, a quien, además de ministro de Interior, le nombra vicepresidente primero y portavoz del Gobierno. La idea es clara: remontar con la 'labia' de Rubalcaba, por un lado, y la de Ramón Jáuregui (Presidencia), por otro, la peor situación electoral que vive el Partido Socialista en mucho tiempo. Y con el nombramiento de Rosa Aguilar como ministra intenta cortar la remontada de Izquierda Unida. En rueda de prensa en Moncloa, Zapatero ha confirmado que agotará la legislatura, pero no ha querido entrar en la polémica sobre su sucesión.
"El primer paso para la remodelación del Gobierno lo di el domingo por la tarde". Los periodistas que fueron a cubrir con Zapatero el acto de Ponferrada estaban que trinaban: el presidente les había jurado que 'sólo' cambiaría a Celestino Corbacho, pero cuando esta mañana toda España se ha desayunado con una impresionante crisis de Gobierno, el grito de la prensa era unánime: 'Zapatero nos ha mentido', se oía en los pasillos del Congreso.

         Para salir el paso, el presidente, en rueda de prensa en Moncloa después de presentar su nuevo Gobierno al Rey, se justificaba diciendo que en la mañana del domingo 17 de octubre no tenía previsto hacer una crisis de Gobierno; pero que en la tarde de ese mismo domingo, a su regreso a Madrid, descolgó el teléfono y llamó a "una persona" -Pérez Rubalcaba- para decirle: "Vamos a afrontar juntos una remodelación". Y así -palabra de Zapatero-, se puso en marcha la mayor crisis de Gobierno que se ha realizado en los últimos seis años.

Zapatero ha elegido este momento porque, tras la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado y la firma de un pacto de legislatura con Coalición Canaria y PNV, "el rumbo está trazado, pero hay que recorrerlo hasta el final" con un Gobierno "renovado y políticamente reforzado"; un nuevo Gobierno "con gran capacidad de comunicación" y preparado para ser el Ejecutivo "de las reformas, de la recuperación económica y del empleo". Así ha definido el propio Zapatero la crisis que ha llevado a cabo en el seno del Ejecutivo. 

¿'Delfinatos'? Silencio administrativo

Con el nuevo Gobierno, Zapatero concede unos poderes realmente extraordinarios a Alfredo Pérez Rubalcaba, que no sólo permanece como titular de Interior, sino que ejercerá como auténtico vicepresidente político y portavoz del Gobierno. Se trata de gestionar el 'fin de ETA' que se prevé inmediato y que será la primera 'alegría' para la remontada electoral del Ejecutivo. Zapatero se ha deshecho en elogios para Rubalcaba, pero también para el nuevo ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, del que ha alabado su capacidad de diálogo y de explicación sencilla de los temas -"es un compañero muy querido" y "su capacidad de relación con los grupos políticos es extraordinaria y se explica muy bien"-. Todo parece indicar que Rubalcaba y Jáuregui conformarán un impresionante tándem negociador-comunicador.

         Y ahí, claro, la(s) pregunta(s) más esperada: ¿Se está preparando a Rubalcaba como sucesor? Hasta en cinco ocasiones se le preguntó al presidente por esta cuestión, pero Zapatero ha eludido cualquier respuesta. En un momento dado dijo un enigmático "las etapas en política se cumplen"; en otro momento elogió nuevamente al ministro del Interior -"tiene unas cualidades muy notables para la acción y explicación de la política del Gobierno"-, y aún llegó a afirmar después que tenía que estar en este nuevo puesto -reemplazando a María Teresa Fernández de la Vega, de la que confirmó que tras su salida del Gobierno será nombrada Consejera de Estado- por sus indudables aciertos con ETA.

         Pero ni una palabra sobre los 'delfines' o sobre la sucesión en general: pidió respeto a una decisión que, dijo, es puramente personal y que administrará también personalmente en el tiempo. Ante la insistencia periodística sobre el 'delfinato' de Rubalcaba, Zapatero dijo: "Las lecturas son libres".

El fin de ETA

Donde más optimista se pudo ver a Zapatero fue en la marcha de la lucha antiterrorista y el fin de ETA. En un momento dado, Zapatero llegó a decir en su rueda de prensa algo que molestaría profundamente a Mariano Rajoy: "Que no se hagan en balde" las declaraciones últimas de líderes abertzales como Arnaldo Otegi. "La lucha antiterrorista es una prioridad estructural", dijo, "y se han logrado grandes avances para el final de ETA".

    Era toda una confirmación de que el fin de la banda terrorista está muy próximo y que Rubalcaba va a gestionar ese fin desde la vicepresidencia política del Gobierno. Trabajamos para que ETA desaparezca cuanto antes", dijo Zapatero, aunque confesó que "tenemos que tener prudencia".

    No obstante, negó como "absolutamente incierto" que haya un pacto secreto Gobierno-PNV para avanzar en unas nuevas negociaciones con ETA, si bien hay valoraciones similares entre ambas fuerzas.


Agradecimiento por los 'servicios prestados'

En el inicio de su rueda de prensa, Zapatero no sólo destacó los 'méritos' de los nuevos ministros, sino su agradecimiento a los salientes, respecto a los que tuvo palabras muy amables para la cesada vicepresidenta primera, Fernández de la Vega -no estuvo ya en la rueda de prensa-: "Mi agradecimiento no se puede explicar sólo con palabras", dijo sobre ella, porque "va a dejar una huella imborrable en este país y en todos nosotros". De la Vega tendrá una 'jubilación de oro' como consejera en el Consejo de Estado, según confirmó el propio Zapatero.

    Similares palabras tuvo para Moratinos, que deja Exteriores; Espinosa, Corredor; Corbacho, y Bibiano Aído, una ex ministra cuyo Ministerio desaparece, integrándose en Sanidad, que pasa a llamarse de Sanidad, Igualdad y Política Social bajo el mandato de Leire Pajín.

    En realidad, esta última es una jugada maestra, ya que: primero, Zapatero suelta lastre cargándose dos Ministerios, Vivienda e Igualdad, con lo que puede presumir -y de hecho, presumió en la rueda de prensa en Moncloa- de acatar las seis recomendaciones del Congreso para la reducción del Gobierno. Y segundo, porque el nombramiento de Pajín como ministra lleva aparejada su renuncia como secretaria de Organización del PSOE, cargo para el que Zapatero -lo reveló también en rueda de prensa- propondrá en el Comité Federal de este sábado, 23 de octubre, el nombre del aragonés Marcelino Iglesias. Mata así dos pájaros de un tiro: "Con ello, lanzamos un mensaje al conjunto del partido", dijo en ese punto Zapatero. 

"Somos socialdemócratas-progresistas"

En su presentación del Gobierno, Zapatero insistió en la figura de Valeriano Gómez como ministro de Trabajo en sustitución de Celestino Corbacho: Valeriano, un técnico, ya trabajó intensamente con Zapatero en su gabinete en Ferraz -"era quien más papeles me hacía"-.

    Por otro lado, negó que la incorporación al Gobierno de Rosa Aguilar como ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, sea para frenar la ascensión del voto de izquierda hacia Izquierda Unida. "Rosa Aguilar tiene una trayectoria de clara fuerza política", dijo Zapatero, quien añadió que "somos un proyecto político socialdemócrata progresista", y nada más, y que su partido, y su figura en concreto, representa el centro-izquierda, "sólo eso". Es decir, que no pretende 'robarle' votos a la IU de Cayo Lara.


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