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Maestros, citas y murgueros

Maestros, citas y murgueros

domingo 03 de junio de 2007, 20:25h

No hablaremos de la vida de Lars von Traer ni de El año pasado en Marienbad del finísimo Alain Resnais. Más simple, más cercano a uno. De lo cotidiano, de la retórica que pasa por verdad, del maquillaje que muestra belleza y juventud. No es nuevo, nada es nuevo. En los Estados Unidos metamorfosean gatos para que se comporten como perros. Leyó bien, es como lo acabo de escribir. No hay más ilusiones, hay elusiones, escandalosos estragos, amputaciones planificadas, décadas de gobiernos abandónicos. Y en el medio una sociedad errática, diversa, que no entra en razón. ¿Se trata de un proceso irreversible? ¿Hablamos desde el romanticismo sin comprender la realidad, los hechos, las estructuras del Poder? Jean-Paul Sastre  escribió hace tiempo que no importaba lo que las circunstancias habían hecho del hombre, sino lo que el hombre hacía con lo que se había hecho de él. Sin simplificaciones, querida lectora. Puede releer, si lo desea.

En la realidad global de nuestros días las pantallas reemplazan, en muchísimos casos, las redes de contención de los individuos. Y de las familias, el colegio, los parientes y amigos. No hay cultura cívica sólida, los mercados crean otra cosa. La angustia cotidiana, el descontento y el desconcierto, la depresión, son partes de lo cotidiano. Además, esto que nos parece espantoso –cartoneros, miseria, pobreza, desocupación, desfalco, edificios educativos  u hospitales en estado deplorables- se le confiere el carácter de inevitable, casi natural, como si no hubiera otra alternativa posible. Algo adquirido, algo que viene solo, por inercia. Como los psicólogos: casi sesenta mil tiene la Argentina, se calcula que hay alrededor de ciento cincuenta y cuatro profesionales por cada cien mil habitantes. En los países desarrollados la proporción es tres veces menor. Y en esta situación leemos en los diarios que por primera vez, hay más musulmanes que católicos. El 20,45% de la población mundial profesa la fe islámica y la tendencia va en aumento. El rostro del cristianismo debe cambiar, las formas y lugares de inversión también. Hay más estadísticas, pero eso, lector generoso, analícelo por su cuenta.

Queremos ser neutrales y no podemos, no hay alternativa. Somos cómplices de la imbecilidad serial, no tenemos excusas, no las intente buscar. Si cambia de canal no tiene tampoco salvación. La humillación está allí. Dejó de ser inocente, el mercado vomita todo. Usted gatilla una y otra vez y la imagen que viene le vuela la cabeza del mismo modo que la anterior. Usted necesita que lo fagociten, que lo engañen. Por eso ve sandeces y es adicto a la estupidez, es murguero de alma, se volvió perverso y juzga de perverso a los otros. Nunca es tarde para ser lo que podrías haber sido, escribió Elliot. Creo que se equivocó, sin duda un romántico, un hombre con culpa.

El pasado, entendido como fuente de educación y de enseñanza, como fuente del saber perdurable, fue perdiendo prestigio. Hay otros modelos: el simiesco-sindical es uno de ellos, el modelo barrabrava, otro. Hay más, hay más. Nos vamos transformando en una suerte de zoológico humano. Por eso, lúcido lector le recodaré una palabras de nuestro Mariano Moreno cuando concibió el Plan Revolucionario de Operaciones que representa uno de los documentos históricos más importantes de 1810. Entre otras cosas leemos en él: “¿Qué sacrificios hemos hecho, ni qué emprendimientos, que sean suficientes para que podamos tributarnos loores perpetuos por la preferencia de la primacía?”

Por último. Unas palabras del doctor Horacio Sanguinetti: “Mis batallas entre estudiantes son un índice de la ruptura de la alianza entre alumnos, padres y maestros. Los maestros perdieron jerarquía, los padres abandonaron su rol y los chicos no tienen rumbo”. Caro amigo y lector Nelson, hay salida. Pero si no planteamos esta parte de la realidad no encontramos el camino. Hasta la próxima.

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