El 'Off the record' de Carlos E.

EL ARTE DE LA PRUDENCIA

Es la obra famosa por excelencia de Baltasar Gracián. Pasado el tiempo de los arrebatos, parece que inspira la hora actual de Mariano Rajoy. Quizá porque todo es más natural cuando el viento sopla a favor. En su entorno, afirman que Rajoy ha mejorado ostensiblemente su actitud y propia confianza en los últimos días. Está en racha. No sólo por el buen resultado político de las elecciones municipales y autonómicas, que ha unido internamente el PP como en sus mejores momentos, sino también por los espaldarazos de primer nivel que ha empezado a recibir. Lo mismo el presidente francés Nicolás Sarkozy que la influyente secretaria de Estado norteamericana Condoleezza Rice pusieron especial cuidado, durante sus recientes visitas a Madrid, en hacer visible su buena sintonía personal con el líder de la oposición y en “dejar caer”, manteniendo eso sí el respeto y la distancia institucionales, a todo el que quería escucharlo, el deseo de que tenga ocasión de protagonizar el regreso de España a los corazones europeo y americano del occidentalismo atlántico.

DONDE HAY HARINA DESAPARECE LA MOHINA

En las reuniones de Génova ya se han dado cuenta de que “el nuevo Rajoy” ha tomado con total decisión y seguridad las riendas del partido y que, de aquí a las elecciones generales, va a marcar las estrategias, los movimientos y los protagonismos. “Aquí se han acabado las conspiraciones de salón y las presiones mediáticas”, me dice un cercano colaborador del presidente del PP. El aroma de poder une a los políticos más que nada y tanto es así que –asegura quien tiene motivos para saberlo– incluso la relación personal entre Aznar y Ruiz-Gallardón, guiños a la galería aparte, es ahora excelente. Y hay quien afirma que pronto lo será también entre el renovado alcalde de Madrid y la combativa y ambiciosa Esperanza Aguirre. En medio del huracán de los grandes temas, otros más locales o domésticos pasan desapercibidos. Por ejemplo, los ajustes internos de los equipos de gobierno en Madrid y en la Comunidad Madrid. Un afiliado le decía a un dirigente nacional del PP: “Es que yo estoy a favor de los dos”. Y recibía la respuesta que probablemente comparte Mariano Rajoy: “Eso nos pasa a muchos”.

“ES UNA PUÑALADA TRAPERA DE ETA”

Pero el tema, guste o disguste, es ETA. Así definía ayer un distinguido empresario del círculo cercano al actual presidente el anuncio del fin del “alto el fuego permanente” de ETA. Asustado por lo que pueda suceder y por las consecuencias, si cambian las tornas, de la amistad y enredos compartidos con el clan Intermoney. No faltan los que ven venir y temen una auténtica “noche de cuchillos largos”, porque hay dirigentes de primer nivel del PSOE que nunca creyeron en una voluntad real de negociación por parte de ETA, ni en un abandono de las armas que no incluyera las dos contrapartidas “innegociables” del abertzalismo: autodeterminación e integración de Navarra en Euskadi, lo que no hubiera sido presentable ante el conjunto del electorado. Por cierto ¿se ofrecieron esas contrapartidas o no? Muy pronto, en “los papeles” la versión oficial de los interlocutores del otro lado de la mesa.

MAR DE FONDO

Alguien que ha sido ministro –¡cuidado, que hay varios y nada es evidente!– decía anoche que “una apuesta infundada y temeraria se ha llevado por delante cosas más importantes incluso para el PSOE que los mejores o peores resultados electorales de dentro de unos meses”. En el ámbito del poder judicial y de la fiscalía también había mar de fondo. Y del dirigente socialista vasco que aseguró en su momento a Rodríguez Zapatero las altas posibilidades de convertirse en “el pacificador”, se oyen cosas terribles precisamente entre sus correligionarios.

CONTRA LAS CUERDAS

Confirmado el fin del proceso de paz que nunca existió y anunciado el retorno de ETA a la lucha armada, muy variados círculos políticos consideran incomprensible que Rodríguez Zapatero no haya puesto convocado inmediatamente elecciones generales anticipadas. No faltan, en el propio PSOE, los que opinan que es necesario “coger el toro por los cuernos” e ir rápidamente a las urnas, cuando todavía se puede explicar o justificado el intento frustrado. La breve comparecencia de Rodríguez Zapatero, tras el anuncio de ETA, causó más desolación entre los propios que entre los adversarios. En la sede del PP crecía ayer el optimismo en la misma medida que se percibe crecer la indignación en la calle. “¿Y ahora qué?”. Rajoy estuvo medido, contenido y sabiendo poner la cuestión de Estado por delante de la lucha política de partidos.

ELECCIONES ANTICIPADAS, NI DE BROMA

“El presidente parecía un político distinto, desconcertado, sin criterio, como buscando un clavo ardiendo al que agarrarse… ¿Qué más moción de censura que esta enmienda a la totalidad de los terroristas, perpetrada además con el probable sarcasmo de dar publicidad al contenido de todas las conversaciones “secretas” de los últimos cuatro años?”, me comenta un distinguido diplomático europeo acreditado en Madrid. El resultado de esa publicidad, si sólo se aproxima a lo rumoreado en las últimas horas, será inevitablemente devastador. Mientras, en Ferraz, las gentes de José Blanco aseguran tener controlada la situación y que el partido no tiene la menor fisura en su pleno respaldo al Gobierno, lo que probablemente también es verdad, porque el PSOE es un partido serio, muy ahormado y con una potente y bien estructurada maquinaria. Otro partido enfrentado a esta situación habría estallado probablemente en pedazos. Blanco es rotundo: no habrá elecciones anticipadas, se agotará la Legislatura. Su equipo lo tiene claro: ir a las urnas en estas circunstancias sería dar bazas gratuitas al PP, esto se recompone en unos meses.

CUANDO NO ESCAMPA…

Y es que las “duras” han venido todas seguidas, se quejan en la maquinaria de Ferraz, un poco molestos de tener que estar a la que salta para cubrir las frivolidades de algunos círculos del entorno presidencial. Primero fue la candidatura de Miguel Sebastián, una imposición personal de Rodríguez Zapatero que ahondó todavía más la crisis en la históricamente importantísima FSM, hoy un PSM desmantelado y a gorrazos entre unos y otros. Esa candidatura ha destrozado el socialismo madrileño, que se enfrenta ahora a una compleja labor de reconstrucción. Vino enseguida el escándalo de la CNMV y la revelación de que “lo de Endesa” no había sido un caso aislado sino “la manera de hacer” del peculiar clan de los Arenillas, Sebastián, Segura, etc. Empresarios que se habían acercado demasiado –como es obligación de cualquier empresario, pensar primero en las conveniencias y resultados de su empresa– al clan de Intermoney empezaron a llorar su equivocación por las esquinas y a marcar distancias. El uso, para enredos económicos empresariales, no ya de los despachos de La Moncloa, sino incluso de importantes órganos reguladores y quizá también de serias instituciones de la seguridad del Estado, se demostrará o no, pero en todo caso tiene por delante un serio recorrido.

Así que a ese pastel de enredos solo le faltaba la sangrienta “guinda” de ETA. Para desgracia del Gobierno, todo apunta a que esta vez Rajoy va a estar sereno, transparente e institucional. O no, como a él le gusta decir. Pero es mucho lo que está en juego. Sabe que varios nacionalismos moderados han empezado a reconducir el lenguaje y las actitudes y que le van a mirar con lupa… y con ganas de cercanía. En este asunto, el líder del PP sabe que le ha llegado la hora de advertir, como los toreros a sus mozos en las suertes decisivas: “Dejadme solo”. Y se siente confiado en su capacidad y cualidades. No es poca cosa que la hora de la suerte decisiva le llegue recién roto el maleficio electoral y abiertas por tanto sus posibilidades de librar y ganar la batalla de las urnas. Sabe también que José Bono y otros dirigentes socialistas no harán nada que pueda perjudicar ni un ápice las expectativas electorales del PSOE, pero que están ya inocultablemente a la espera de lo que suceda para reclamar e impulsar muy serios “golpes de timón”.