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Cumbre del G-8 en Alemania

2.000 altermundialistas boicotean las reuniones

2.000 altermundialistas boicotean las reuniones

jueves 07 de junio de 2007, 09:11h
Miles de activistas antiglobalización lanzaron este miércoles una auténtica ofensiva improvisada contra el balneario de Heligendamm (Alemania) donde comenzó con una cena oficial la cumbre del G-8 -los ocho países más industrializados del mundo y Rusia- y en el que la canciller alemana, Angela Merkel, recibió a los mandatarios más puntuales. Antes de la cena entre los líderes de Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Japón y Rusia, hasta 800 manifestantes disfrazados de payasos lograron alcanzar la última barrera que les separaba de los protagonistas de la Cumbre, una valla metálica en torno al balneario. Dentro, el presidente Bush expresaba sus reparos sobre posibles acuerdos en torno a la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero.
En la web de la plataforma Alternative Kongres G-8 se informaba de que las movilizaciones estaban previstas desde primera hora de la mañana y se ofrecía un 'planning' de la jornada: bloqueo de puentes, vías y accesos a Heligendamm para intentar, sino suspender la cumbre, sí entorpecer en la medida de lo posible su celebración boicoteando la llegada de los asistentes. Con esta intención, unas 2.000 personas se han enfrentado a la Polizei, no dudó en usar tanques de agua y gases lacrimógenos mientras la zona era permanentemente sobrevolada por helicópteros, relataron los activistas de la organización alterglobalización Blockades.

Sobre las 13.00 horas, en torno a 4.000 personas, según las mismas fuentes, intentaron bloquear el entorno del hipódromo de la localidad mientras en la población de Evershagen, la Polizei mantenía restringidos los accesos y efectuaba registros a quienes trataban de atravesar la zona, lo que dejó parados a unos 30 vehiculos en la autopista direccion Rostock-Laage. Pese a las precauciones de las Fuerzas de Seguridad, casi un millar de activistas disfrazados de payasos logró superar los controles y llegar hasta la valla metálica de unos 12 kilómetros de perímetro que rodea el balneario donde se celebra la Cumbre.

Los organizadores de varios de los grupos de protesta clamaban por la victoria moral sobre las Fuerzas de Seguridad que suponía haber superado todos los controles, salvo la valla. "Hemos conseguido tomar todas las carreteras hacia Heiligendamm", proclamó Christoph Kleine del grupo Block G-8, antes de añadir, "estamos muy felices por ello". Según algunas informaciones, hasta 10.000 personas habrían participado en ese asalto global contra el G-8 mediante el cual consiguieron cerrar los accesos al balneario desde el aeropuerto durante unas horas, para ser desalojados poco después por la Policía o ver cómo los líderes llegaban al lugar en helicóptero.

Nada de acuerdos


El primer mandatario en llegar fue el presidente estadounidense, George W. Bush, que expresó a la anfitriona, Angela Merkel, "un fuerte deseo" de trabajar con ella sobre el plan sobre cambio climático que sucederá al Protocolo de Kioto, detallando dos grandes objetivos: "uno es reducir los gases con efecto invernadero, y el otro es ser más independientes energéticamente". La canciller alemana calificó sus conversaciones antes del inicio de la cumbre del G-8 "una muy buena conversación y un muy buen debate", pero admitió a continuación que "hay pocas áreas en las que seguiremos trabajando".

Ambos no transmitieron en público sus diferencias sobre el recorte obligatorio de emisiones -que Merkel apoya y Bush rechaza- pero un consejero de Bush dijo que se está elaborando una declaración final. Merkel, que ha hecho del cambio climático el tema central de la presidencia alemana del G-8, ha utilizado las horas previas al inicio de la cumbre a intentar llegar a un acuerdo con los dirigentes, pues su objetivo es que los líderes fijen objetivos específicos de reducción de las emisiones de CO2 en cada uno de sus países.

Según el consejero de Bush, James Connaughton, "va a haber un acuerdo fuerte sobre cómo avanzar". Bush ha propuesto que EE.UU. y otros países que emiten la mayoría de los gases con efecto invernadero se reúnan y antes del año que viene fijen una estrategia a largo plazo para reducir las emisiones. El presidente estadounidense considera que cada país debería fijar sus propias metas, mejorando su seguridad energética, reduciendo la contaminación atmosférica y los gases con efecto invernadero, pero en los próximos 10 o 20 años.
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