¡¡¡Esto es carnaval!!!

Si no fuera porque han dilapidado miles de millones de las antiguas pesetas, si no fuera porque han concedido gratuita y fraudulentamente mente miles de euros del erario público a "compañeros" del partido que andaban mal de fondos, si no fuera porque llevan treinta años riéndose de los andaluces que no sólo permiten sus desafueros sino que, además, los respaldan con sus votos cada cuatro años, todo este turbio asunto de los falsos expedientes de regulación de empleo sería una astracanada digna de figurar en las letras de las chirigotas del Carnaval de Cádiz.

Lo que hace un año comenzó siendo una auténtica bufonada de cuatro socialistas aprovechados que intentaron chantajear al Grupo La Raza para trincar (o desviar al PSOE, según ellos mismos afirmaron) seiscientos mil euros, ha ido derivando en toda una red clientelar que hunde sus raíces en el entramado de la Junta de Andalucía y pringa de escoria a más de un consejero y, de rebote, al presidente. El escándalo local de Mercasevilla, tal y como muchos adelantamos en su momento, se ha convertido poco a poco en una bola de nieve que va engordando paulatinamente y cuyo final se adivina ya como una gran avalancha de incalculables consecuencias para el omnímodo poder socialista. Algunos, en Madrid, se sorprenden de lo que está ocurriendo en Andalucía, se llevan las manos a la cabeza ante el escándalo y no se acaban de creer la impunidad con la que los dirigentes de la Junta de Andalucía ha estado saltándose a la torera cualquier control legal. Los que llevamos treinta años analizando la política andaluza no llegamos a tanto. Estamos acostumbrados a estos modos y formas. Y a que, cuando los hemos criticado y denunciado en algunos medios de comunicación, nos acusaran de retrógrados y fascistas. Aún hay quien, pese a las pruebas aportadas, pese al reconocimiento tácito de la Junta, del consejero de Empleo y de su presidente, Pepe Griñán, de que son más de un centenar los beneficiados ilegalmente por los "eres", continuan defendiendo el desaguisado con excusas tan peregrinas como que gracias a esos "eres" se salvaron cientos de puestos de trabajo, o, lo que es aún peor, tratando de comparar los trajes de Camps con los 650 millones estafados a los andaluces.

Con todo, esto no ha hecho más que empezar. El PP, ante la cerrada y unánime negativa del PSOE a abrir una Comisión de Investigación en el Parlamento andaluz, ha puesto toda su artillería en marcha y ha pedido la comparecencia ante la Comisión de Empleo de la Cámara de medio centenar de personas relacionadas con los "eres" fraudulentos. Desde Manuel Chaves a Gaspar Zarrías, pasando por los consejeros de Empleo, José Antonio Viera, Antonio Fernández y José Recio, las de Economía y Hacienda, Magdalena Álvarez y Carmen Martínez Aguayo, los de Innovación, Francisco Vallejo, Martín Soler y Antonio Ávila, varios viceconsejeros, directores generales, interventores y delegados provinciales, algunos de ellos imputados por la jueza Mercedes Alaya en la trama, para que aclaren este profuso y escandaloso entramado de intereses que tiene su centro en las entrañas del PSOE andaluz. Es curioso comprobar como no ha sido citado el presidente de la Junta, José Antonio Griñán, quien ocupò el cargo de consejero de Economía tras la marcha de Magdalena Álvarez. Y es que al PP le basta con solicitar estas cincuenta comparecencias para moverle la silla a Griñán hasta que se caiga del guindo y se dé un buen batacazo.

De todas formas, por mucho que se acojan al artículo 44 del Reglamento de la Cámara, me temo que, al igual que ha ocurrido con la Comisión de Investigación, los populares se encontrarán con el rechazo frontal de la mayoría absoluta socialista que aducirá que todo es un teatro del PP para seguir haciendo sangre. Puede que no les falte razón. Pero sólo se limitan a hacer lo que en su momento hicieron los socialistas en cualquier otro Parlamento en los que son oposición, ya sea el Congreso de los Diputados u otra Cámara autonómica. En estos momentos, con las elecciones municipales a la vuelta de la esquina y las encuestas en caida en picado, ni Griñán ni el PSOE andaluz pueden permitir que la Comisión de Empleo se convierta en un guiñol en el que el pim, pam, pum de la oposición se ejercite en el tiro al blanco. Así que me parece a mí que todo este empeño se va a quedar en eso, en empñeo baldío del PP. Es lo que hay, y mientras tengan mayoría absoluta, ya saben, agua y ajo.

Y, mientras tanto, los andaluces nos disfrazamos y salimos a la calle vestidos de máscaras y cantando pasodobles y cuplés en los que ponemos verdes a nuestros políticos. Ya veremos si todas esas críticas callejeras y populares, se convierten en realidad en la primera cita con las urnas, el próximo 22 de mayo, o si son solo desahogos momentáneo fruto del cabreo y la desesperación de un pueblo con el treinta por ciento de su población activa en el paro. ¡¡¡Esto es carnaval!!! Habrá que estar al tanto.