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Elegidos para el Rock and Roll Hall of Fame

Tom Waits y Neil Diamond, el ying y el yang del rock

Tom Waits y Neil Diamond, el ying y el yang del rock

martes 15 de marzo de 2011, 12:54h
Tomando como excusa peregrina su inducción en el Rock and Roll Hall of Fame, vamos a hablar de dos de los elegidos para entrar en tan caduca casa este 2011: Tom Waits y Neil Diamond.
Tom Waits es una de esas figuras de las que nadie habla mal, rodeado de un halo de maldito y romántico queda muy bien decir que has seguido toda su trayectoria, aunque al igual que la Mazagatos no hayas escuchado un solo disco suyo en toda tu vida. Lo curioso del caso es que si hay veces que a este tipo de artistas no hay quien los trague, en el caso de Waits se trata de un grande de verdad. Por el contrario, Neil Diamond era uno de esos personajes de los que se escondían los discos cuando venían visitas... Tom Waits, el piano ha estado bebiendo (no él)   Su voz cavernosa a lo Howlin´ Wolf es lo primero que llama la atención cuando se escucha su música. Es como si cantase después de haberse bebido una botella de Johnny Walker y fumado tres cajetillas de cigarrillos. Este elemento tan peculiar ha llevado a varias compañías a contratar imitadores para anunciar sus productos, llevándose una demanda por el bueno de Tom, al que no le gusta mucho la publicidad.   Si su voz es su elemento más característico, sus letras son el más importante. Seguidor de Bukowski y la generación beat, en particular Jack Kerouac, Waits se especializó en personajes de los bajos fondos con los que quedaba irremediablemente emparejado. En su primera época Waits fue un cantautor bastante inusual, con unas influencias más basadas en los compositores del Tin Pan Alley, como Gershwin o Berlin, que en el folk de Woody Guthrie o Pete Seeger. Su estilo venía marcado por varios años tocando en cabarets donde las historias que contaba entre canción y canción eran tan importantes como las canciones en sí. De esta primera época sobresalen “Closing time” y “Small change”.   En los 80 su vida dio un vuelco, dejó atrás su fantasía de que había algo “maravillosamente americano” en ser un borracho, se estabilizó y se casó con la guionista Kathleen Brennan. Todo esto en vez de estancarle le dio el impulso suficiente para afrontar la etapa más creativa de su carrera, la de “Swordfishtrombones” y “Rain dogs”, sus dos mejores discos, con los que su música entró en territorios inexplorados, gracias al uso de los más diversos instrumentos, tocados por alguien que no estaba acostumbrado a ello.   A lo largo de su carrera ha seguido arriesgándose y, mayoritariamente, ganando. Ahora realiza conciertos por todo el mundo en el que sus ‘fieles’ se dejan entre 100 y 125 euros por verle y, esperemos, oírle.   Neil Diamond, chica, pronto serás una mujer   El caso de Diamond es diametralmente opuesto al de Waits. Durante muchos años ha sido el prototipo de músico apestado en el rock. Escuchar a Diamond era considerado herejía y podía hacer que tus amigos indies dejasen de dirigirte la palabra durante años.   Claro que Neil no es inocente del todo. Estamos hablando de un señor bastante hortera que era capaz de salir al escenario luciendo semejantes galas (véase la foto), y haciendo gala de un ego más grande que el estado de Wyoming. Además si te metes en la Wikipedia te dicen que es el tercero con más éxito dentro de una categoría que se llama, ¡oh cielos!, “Adulto contemporáneo” y en la que los dos primeros son, ¡anatema!, Barbra Streisand y Elton John. No seré yo quien rompa una lanza a favor de la Streisand, pero sí lo haré por los otros dos, y no, no estoy bebido (es el piano).    Sir Elton John ha editado algunas cosas que merecerían su ingreso en prisión, pero también es cierto que a comienzos y mediados de los 70 sacó varios discos más que decentes. En el caso de Neil Diamond estamos ante uno de los compositores más importantes del glorioso Brill Building, tanto para otros artistas como para sí mismo. Entre las canciones que ha compuesto se encuentran “I´m a believer”, “Girl you´ll be a woman soon”, “Solitary man”, “Red, red wine” o “Sweet Caroline”. Entre los que han cantado sus canciones The Monkees, Deep Purple, Johnny Cash o Elvis Presley.   Bien pues ante este potencial, mucha gente veía a Diamond como una Streisand cualquiera. Es más cuando vi la magnífica “El último vals” sobre el concierto de despedida de The Band, simpre me chirrió la presencia de este personaje entre gente como Muddy Waters, Bob Dylan, Van Morrison, Neil Young, Eric Clapton o Dr. John (otro de los incluidos en el Rock and Roll Hall of Fame de este año).   Eso sí, su fortuna cambió cuando en 2005 su disco “12 songs” fue producido por Rick Rubin, el hombre detrás de los “American Recordings” de Johnny Cash, y co fundador de Def Jam Records. Ya no había duda Diamond tenía 'credibilidad', era un artista con todas las de la ley. Después de esto y de su continuación “Home before dark” ya es ‘cool’ escuchar a Diamond. Quién sabe, puede que hasta se pueda pagar por ir a verle (escucharle, mejor) en directo.   Pero lo mejor que se puede hacer en estos casos es escuchar a los interesados y, después, opinar:
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