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A todo quisque: Estulticia

A todo quisque: Estulticia

miércoles 16 de marzo de 2011, 00:26h
Erasmo de Rotterdam, el célebre humanista europeo, en "El Elogio de la Locura" o "El Encomio de la Sandez" o "El Encomio de la Estulticia" investiga una de las pasiones más comunes del ser humano: la sandez.. La sandez es lo que tiene calidad de sandio que es lo mismo que decir necio o torpe. Los españoles tenemos paciencia franciscana que es lo que caracterizaba al bueno  y ecologista Francisco de Asís. Llevo unos cuantos días tatareando esa canción del grupo Jarcha de la época de la transición que decía algo así como: “ Yo sólo he visto gente muy obediente hasta en la cama, gente que tan sólo quiere su pan, su extra y la fiesta en paz….” O algo parecido porque siempre he sido muy malo para las letras de las canciones. Pero la esencia es así, un pueblo obediente, dócil y pacífico, al que se le impone por decretazo prohibición tras prohibición. Nunca, después de la dictadura, nos habíamos sentido tan vigilados a golpe de ley. Nos queda el desahogo en voz baja y entre amigos, y como mucho la respuesta en esa encuesta del CIS, o Centro de Investigaciones Sociológicas. Después del paro y de la crisis económica, la tercera preocupación de los españoles son los políticos. Es decir, no confiamos en esa clase o casta privilegiada. No vamos a generalizar, pero lo cierto es que no nos fiamos de aquellos que deberían preocuparse por los asuntos graves de España, y sin embargo, como críos de primaria en el recreo, están más ocupados en ver quién va a ser el capitán del partidillo de fútbol. Como esto es demasiado bochornoso, de vez en cuando lanzan medidas por lo menos llamativas, y otra vez prohibitivas, que son algo así como matar moscas a cañonazos. Se nos recortan las libertades individuales, y esto no ha hecho más que empezar, según me decía hace unos meses un socialista joven, progre e inteligente. Y un servidor pensaba, pues no se atrevió a decir nada por si las moscas y los cañonazos, veremos como acabáis. Mi madre, cuando nos comportábamos como unos verdaderos “sandeceros”, siempre nos decía que no teníamos ni fuste ni fundamento. Y es lo que me ocurre a mí cuando veo tanta prohibición. Hay una cierta estulticia, necedad o tontería moral en aquellos que tienen el poder, quizás sólo eso, y quieren de un plumazo cambiar toda la sociedad. No entro a valorar intenciones, Dios me libre, para eso ya está el gran teólogo Ratzinger, más conocido como Benedicto XVI, o simplemente el Papa, que habla de Jesús de Nazaret en su último libro como si tomaran café juntos todos los días. Ahora, nos explica que Jesús logró separar la política de la religión en la Historia de la Humanidad, pero que no fue ningún revolucionario. Gracias Sumo Pontífice, me deja usted muy aliviado por lo de la política separada de la religión, ya lo que nos faltaba, pero eso ya lo dejó usted muy claro cuando era cardenal y condenó, castigó y silenció a los grandes teólogos que no pensaban como Su Santidad, sí a los hombres y mujeres de la Teología de la Liberación,  Recuerde que unos cuantos dieron su vida por sus prójimos como lo hizo su modelo, ese Jesús de Nazaret. Y ya termino con este pensamiento que nos dejó escrito Publio Terencio: “"Homo sum; humani nihil a me alienum puto." Que es lo mismo que “ Hombre soy; nada humano me es ajeno”. Por esto creo que todos a lo largo de un día somos por lo menos una vez estúpidos o estultos. No obstante mis estupideces no las sufren todos los españoles. Quien esté libre de pecado que… Clemente Barahona Cordero. Profesor y escritor.
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