Los tribunales españoles de más alto rango -el Supremo y el Constitucional- habían condenado al batasuno Arnaldo Otegui por llamar al Rey de España “el jefe de los torturadores”, que “impone el régimen monárquico a nuestro pueblo gracias a la tortura y a la violencia”. Pero, como vivimos en un mundo al revés, ayer el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo ha dictado sentencia contra España y a favor de Otegui, cuya libertad de expresión -dice el tribunal europeo- “ha sido violada”. Y, además, hay que indemnizar al “pájaro” con 20.000 euros por daños morales, además de 3.000 por el coste del juicio.
La sala de Estrasburgo que tomó esta decisión estaba presidida por el andorrano Josep Casadevall, y formada por un rumano, un armenio, un eslovaco, un georgiano, un moldavo y un español llamado Luís López Guerra.
La verdad es que se han lucido jaleando las siniestras gracietas de Arnaldo Otegui. Pero como, en España, frente a los desatinos, lo que se impone es la tibieza o la cobardía de lo “políticamente correcto”, nuestro ministro de Justicia, Francisco Caamaño, ha declarado que acata y cumplirá la sentencia del Tribunal de Estrasburgo (podría decir que porque no le queda otro remedio), pero añade que ”la examinará”.
Y la portavoz del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, no se ha alejado un ápice de esa actitud mansueta y complaciente. “No nos queda más remedio que aceptar la sentencia, aunque no comparto ese fallo y analizaremos sus fundamentos”, ha dicho.
Menudos defensores del Jefe del Estado de un país democrático y de la dignidad de la soberanía nacional. Un cretino llama “jefe de los torturadores” a Su Majestad el Rey y, además, hay que premiarlo con 20.000 euros, más otros 3.000 por los gastos del juicio, debido a que se le ha hecho un daño moral y se le ha coartado su libertad de expresión.
Pues muy bien: aquí vamos a decir lo que no se atreven a decir ni el ministro de Justicia ni la portavoz del principal partido de la oposición. Y es esto: que los únicos torturadores que hay en España son los etarras, que Arnaldo Otegui es su socio, y que los magistrados del Tribunal de Estrasburgo o no se enteran de nada o son unos tontos de solemnidad, por no decir unos malvados. Porque, si su tarea es tutelar los Derechos Humanos, los únicos derechos humanos que han sido pisoteados en España son los de las víctimas del terrorismo, y con un ensañamiento y una crueldad de la que Arnaldo Otegui sabe mucho, sabe demasiado, lo sabe todo.
Y, también ayer, viene la ONU recriminando a España por las “detenciones indiscriminadas” de inmigrantes y por la “restricción de derechos” de los extranjeros. Se lo dicen a la España del caos migratorio, de la generosidad sin ley y del “papeles para todos”. Hay días en que parece que a los españoles nos han visto la cara de tontos, y el Gobierno y la oposición, sin mover un dedo.
Me van a permitir una expresión vulgar muy elocuente, porque viene al caso: “Putas sí, pero sin poner la cama”. -
Si (
No(
