Zapatero ya es historia. ¿Y ahora?

Es demasiado pronto para evitar que se haga leña del árbol caído y también para convertir lo que hoy es universalmente criticado en alguien entrañable. Son las leyes de la valoración política que rigen en España. Les ocurrió a Adolfo Suárez, a Leopoldo Calvo Sotelo, a Felipe González y a José María Aznar. Sin embargo, el CIS sentencia que Zapatero ha conseguido la peor valoración de un presidente en la historia de la democracia. Y su salida de la carrera electoral no le quita, del todo, la atención de los focos. ¿Se puede tener un presidente de Gobierno y secretario general del partido que lo soporta, en situación de amortizado? Puede aguantar hasta marzo del 2012 con una pelea electoral por su sucesión, siguiendo como presidente del Gobierno y secretario general del Partido. La salida lógica sería un pacto de honor entre todos los dirigentes socialistas para aparcar la sucesión de Zapatero hasta después de las elecciones municipales y autonómicas, para convocar un congreso extraordinario que eligiera secretario general del PSOE y evitara el doloroso trance de las primarias en la situación en la que se encuentra el partido. Pero eso sería tanto como creer que quienes han acompañado a Zapatero es sus aciertos y también en sus errores están dispuestos a poner por delante los intereses del partido de los suyos propios. La bicefalia fue ensayada como una gran catástrofe en la época en la que Josep Borrell le ganó las primarias a Joaquín Almunia. Todos quienes le han acompañado a Zapatero sin rechistar jamás sus políticas están contaminados por las mismas enfermedades que le han hecho tirar la toalla al presidente. El coraje necesario es abrir la sucesión del PSOE dejando que los militantes se expresen en las agrupaciones y en los congresos regionales, para llegar a un congreso federal que sea una auténtica catarsis de donde pueda renacer un PSOE con un proyecto político que hoy no tiene.