Escritos en libertad: Huérfanos de Zapatero

No es Zapatero persona que se doblegue fácilmente ante la adversidad. Es corredor de fondo en política y lo ha demostrado. ¿Por qué razón, entonces, ha decidido arrojar la toalla cuando aún falta más de un año para las elecciones generales? Como siempre, seguramente son varias las circunstancias que se han precipitado ante la cita municipal con las urnas. En esta eclosión ha sido determinante el varapalo moral que le ha supuesto entrar en una guerra al dictado de Estados Unidos, por razones que no han sido explicadas pero que todos sospechamos. Al calor de la revuelta por la dignidad y la libertad en el mundo árabe, más o menos espontánea (tardaremos también en conocer la realidad) las autoridades del imperio han puesto en marcha un ejercicio de selección, a saber, dictadores que no convienen y dictadores reciclables con un ligero lavado de cara. En ese juego sucio del dinero y el petróleo, con olor a sangre y pólvora, se ha visto obligado a claudicar también Zapatero. No se hizo la foto en las Azores, pero el objetivo es el mismo. Entonces no se levantó ante el paso de la bandera de Estados Unidos y ahora no podría soportar doblegar el cuerpo y el alma, no por lo servil que resultara la imagen, sino porque entre sus principios más rigurosos seguro que está no meter al país en guerras ajenas.  La crisis económica y el desgaste político que está teniendo el Gobierno no explican por sí mismos la claudicación. Ni siquiera otra de las razones de peso, sin duda notable pero por sí misma tampoco determinante, como es la insistente petición de algunos candidatos a las elecciones autonómicas, quienes piensan que con Zapatero fuera de la carrera política ellos no pagarán la parte alícuota que como dirigentes socialistas les corresponde en la gestión de la crisis económica. Alguien, socialista muy conocido y en una charla particular en Barcelona, añadía una razón que consideraba de mayor peso que las anteriores, desde el convencimiento que lo otorga estar en algunas interioridades de las que otros somos ajenos: “Chercher la femme”, buscar en la mujer, que dicen los franceses, cualquier decisión importante de un hombre. Sabido es que Sonsoles no participa de la ambición política del marido y que considera excesivo el precio en moneda familiar que exige el trabajo de su marido. Tal vez con todas estas razones juntas y no alguna de ellas por separado se pueda explicar la decisión de Zapatero. Más allá de otras interpretaciones, no cabe duda de que León sí pierde con la marcha de Zapatero. Habría que pedirle que en este año que le queda remate las obras pendientes o deje bien atados sus compromisos con León. El alcalde de Valladolid, León de la Riva, lo ha dicho hace un par de semanas: Zapatero trataba bien a León y despreciaba al resto de la comunidad. Tal vez el alcalde de Pucela quiso ayudar en su campaña a Paco Fernández y de paso perjudicar a su correligionaria Isabel Carrasco. El PSOE anuncia que Zapatero abrirá la campaña electoral a las municipales y autonómicas en León. La decisión suscita un morbo particular, más allá de las estrategias de intereses cruzados. Los leoneses ya sabemos que dentro de un año el presidente del Gobierno no será leonés. ¿Seguro que carece de importancia?.  Más de uno se caerá del caballo. Pero ya será tarde. En todo caso, ya no tendrá importancia. Fernando Aller. Periodista.