No se contraponen

En el transcurso de varios meses, los cables difundidos por Wikileaks han afectado las relaciones de Estados Unidos con varias decenas de gobiernos en todo el mundo, pero ninguno los ha considerado ofensivos por tratarse de comunicaciones diplomáticas reservadas cuyos autores nunca supusieron que saldrían a la luz.
 Aun así, para justificar el exabrupto de expulsar a la embajadora de la Unión Americana, la Cancillería ha recurrido al absurdo argumento de contraponer el interés del Ecuador con el honor del presidente, como si se tratase de asuntos comparables y estuviésemos obligados a escoger entre uno y otro.
 Pero no hay tal, se puede defender ambos valores sin necesidad de sacrificar a ninguno, porque los métodos que hay que emplear no son contradictorios. La dignidad de los funcionarios públicos se la defiende con la verdad, sacando a la luz toda la información pertinente; y el interés de la nación se lo defiende no apresurándose, y midiendo cada paso con precisión.
 Lo que ocurre es que ambos ingredientes han estado completamente ausentes hasta ahora.