Vaya mesesito que nos queda

Hay que echarle valor al asunto. Echarle valor y dos pares. Nos queda un mesesito de aquí te espero. Desde el 17 de abril (Domingo de Ramos) hasta el 22 de mayo, fecha de las elecciones municipales, es que no vamos a parar. Me refiero, naturalmente, a los que vivimos al sur del Depeñaperros y más concretamente en la capital de Andalucía. Primero, la Semana Santa. Toda la ciudad paralizada, caos de tráfico en cualquier punto, cortes de calles, el centro blindado, bullas y bullas, decenas de miles de nazarenos en la calle, docenas de pasos de Cristo, de Virgen y de Misterios que congregan en torno suyo a una multitud de miles de propios y foráneos expectantes con las salidas, las entradas, las levantás y el lento discurrir de las sesenta cofradías al son de Amargura o Campanilleros. Así hasta el Domingo de Resurrección. Un impasse que Sevilla comparte con otras muchas ciudades españolas. Nada nuevo y algo previsible. Lo que ya no lo es tanto es que la fiesta siga casi sin solución de continuidad. Y es que ahí no acaba la cosa. Al contrario, no ha hecho más que empezar. Sólo una semanita de descanso y, a partir del domingo 1 de mayo, la Feria (¿de abril?). Otros siete días de no parar en el campo de Los Remedios. La saetas se truecan en sevillanas. las torrijas en rebujito, el bacalao se convierte en langostinos y la túnica de ruán y el capirote en traje azul marino y corbata de colorines. Y lo malo es que, aunque en el resto de España crea lo contrario, esa semana la gente en Sevilla trabaja en jornada intensiva. Lo que de verdad no hace es descansar. Desde el trabajo a la caseta y de la caseta al trabajo. Un vivo sin vivir en mí con una carita que ya se imaginarán ustedes como está el viernes, día 6 de mayo, fecha en que, ¡oh maldita casualidad! se inicia este año la campaña electoral de las municipales en plan vorágine ferial. Mariano Rajoy ya ha anunciado que ese día estará en Sevilla junto a Javier Arenas apoyando al candidato del PP, Juan Ignacio Zoido. Faltaría más. Milagro será que José Luis Rodríguez Zapatero o Alfredo Pérez Rubalcaba no se acerquen también a Sevilla ese fin de semana para darle su apoyo con Pepe Griñán a Juan Espadas entre manzanillas, rebujitos, langostinos y platitos de jamón. Lo que nos faltaba para acabar con el cuadro. Mi colega y jefe de esta historia digital, Fernando Jaúregui, me suele decir que los sevillanos cerramos el kiosco en Semana Santa y ya no lo volvemos a abrir, entre la Feria, el Rocío y las vacaciones, hasta septiembre. Es un tópico que ha hecho fortuna en casi toda España y que, como casi todos los tópicos, es absolutamente falso. Si hay algo que por aquí abajo sabemos conjugar a la perfección es la diversión y el trabajo. Claro que también es verdad que trabajo, lo que se dice trabajo, hay cada vez menos y el poco que hay lo copàn casi todo la familia del ex presidente de la Junta, Manuel Chaves, que yo no he visto unos niños, Paula e Iván, más aplicados en mi vida a la hora de hacer negocios rentables y multimillonarios. ¡Qué arte, hijos míos! Y que arte el de su querido padre para buscarles buenos negocios. Cómo no va a haber más de un millón de parados en Andalucía y todo se lo llevan ellos. En fin, a lo que iba, que desde hoy, 17 de abril, y hasta el próximo 22 de mayo no vamos a parar. Trataremos de dosificarnos lo mejor posible y aguantaremos lo que nos echen para llegar al día 23 con las pilas puestas. Porque, esa es otra, me da a mí que a partir del 23 de mayo van a cambiar muchas cosas en toda España, van a cambiar muchos alcaldes, concejales y puede que hasta algún jefe de Gobierno o de autonomía. Así que habrá que estar al loro y no descuidarse porque el futuro está a la vuelta de la esquina. Y es muy posible que ese futuro sorprenda a algunos que yo me sé con el pie cambiado. Habrá que estar atentos. Mientras tanto, que les sea leve estas vacaciones de Semana Santa y que no se aburran demasiado en la playa con la parienta, que todo tiene remedio.