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Al menos, los teléfonos suenan...

Al menos, los teléfonos suenan...

sábado 23 de abril de 2011, 10:41h
Sí, se hablan más de lo que parece cuando se escuchan las voces airadas de los adláteres y segundos escalones. La saga/fuga del etarra Troitiño ha levantado mucha más polvareda subterránea de lo que podría pensarse si se atiende exclusivamente a los ataques que se han registrado en estos días teóricamente de paz y de grandes confrontaciones futbolísticas. Pero yo creo, me cuentan, que Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero utilizan con bastante frecuencia el teléfono que les comunica. Son dos personajes con sentido común, moderados -sí, pese a todas las apariencias- y patriotas, y, aunque ambos hayan errado mucho, se sienten muy concernidos por la mágica palabra ‘España’. Yo diría que el teléfono bilateral ha funcionado en estas jornadas lluviosas y vacacionales. La descomunal metedura de pata que llevó a la excarcelación y previsible fuga de un terrorista sanguinario no puede quedar en una atribución de culpas al Gobierno de turno. Rajoy lo sabe, aunque alguno de sus próximos parece que no. El líder del PP administra sus silencios, aunque tal vez lance a sus ‘duros’ a cubrir todos los flancos posibles en una labor de oposición. Tampoco el Gobierno, con Pérez Rubalcaba como portavoz, puede mantenerse en un silencio ambiguo: alguien tiene que pedir responsabilidad a los estamentos (Audiencia Nacional en este caso) que han de responder. Lo desesperante es la ausencia de iniciativas, de soluciones: nadie ha planteado reformas legales, reglamentarias, procesales, que eviten la arbitrariedad de algún magistrado (llámelo usted error insubsanable, si usted quiere), que frenen en continuo choque entre el Supremo y el Constitucional cuando de materia de lucha antiterrorista se trata. Hay que potenciar la primacía del Estado de Derecho, incluso contra la demagogia de algunos influyentes personajes de la vida política, social o mediática. Pero también hay que atreverse a sugerir cambios en las leyes, incluyendo la Constitución, que acaben con ambigüedades, con lagunas legales, con contradicciones. Es más fácil sacudirse los unos a los otros, y viceversa, en un inútil duelo goyesco con los garrotazos de la demagogia en la mano… La esperanza, para mí, es que se hablan (bueno, eso cuentan, y confío en que sea cierto). Se hablan entre el líder del Gobierno y la oposición, más probablemente que entre Rubalcaba y su ‘interlocutor’ del PP para temas antiterroristas, Federico Trillo. El vicepresidente y ministro del Interior parece más bien centrado en sus propios retos internos (las primarias, que él y muchos otros intentan evitar: también mucho teléfono por esa parte) que en los muchos desafíos externos: no se puede estar a todo… Y, en cuanto a Trillo, parece igualmente más empeñado en atacar al sucesor más probable de ZP que en construir un valladar efectivo e indestructible contra el terror. Lo dicho: no se puede estar a todo.
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