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Ensayo general con todo

Ensayo general con todo

sábado 23 de abril de 2011, 10:50h
En las ya próximas elecciones municipales y autonómicas sucederá lo que sea la voluntad de los electores, como no puede ni debe ser de otra manera, pero será inevitable que los partidos hagan su lectura en clave de política nacional, es decir, como pronóstico interesante y significativo de lo que pueda ser la voluntad de los electores en las elecciones generales que decidirán quién sea el inquilino de La Moncloa en los próximos años. Que el PP está en alza lo reconocen incluso los investigadores demoscópicos cercanos al PSOE, pero lo importante es medir la dimensión y firmeza de ese crecimiento electoral. Que el PSOE baja, lo dicen así mismo, con rara unanimidad, los expertos demoscópicos, pero son necesarios elementos adicionales de análisis, como los que van a proporcionar las urnas municipales y autonómicas, para saber la intensidad de ese descenso –por  ahora muy vinculado al creciente rechazo que suscita la figura personal de Rodríguez Zapatero incluso entre los segmentos de electores más o menos proclives al PSOE–  y de su más o menos probable traslado, y en qué medida, a las urnas de las elecciones generales, porque, como en la antigua y repetida advertencia, “no está el mañana, ni el ayer, escrito”. Al fin y al cabo, como muy bien saben los dirigentes del PP, Pérez Rubalcaba no es Rodríguez Zapatero, sino el extraordinariamente astuto político que, con su inteligente utilización de los sorprendentes y terribles errores del Gobierno Aznar en el trágico 11-M, llevó a Rodríguez Zapatero al triunfo electoral y por tanto a La Moncloa. Cierto que el ambiente en la madrileña calle de Génova, en la sede central del PP, es de pleno convencimiento de que el PSOE –pero, eso sí, el PSOE de Rodríguez Zapatero– está en rampa de caída y de que las ya cercanas elecciones municipales y autonómicas certificarán ese declive e iniciarán el deslizamiento de importantes segmentos electorales hacia el PP en alza. Lo que las urnas municipales y autonómicas nos van a permitir saber es la mayor o menor solidez de los datos que sustentan ese convencimiento. En nuestro país hay una seria e intensa tradición histórica que permite e incluso obliga a valorar los resultados de las urnas municipales y autonómicas en clave nacional. El partido que gane las elecciones municipales y autonómicas saldrá en nítida posición de ventaja hacia las urnas de las elecciones generales. Esto lo saben sin duda tanto Alfredo Pérez Rubalcaba como el hombre que todavía mueve los hilos en Ferraz, esto es, José Blanco, por lo que puede asegurarse que el PSOE va a hacer todo lo posible y parte de lo imposible para que el resultado de las urnas municipales y autonómicas no certifique su declive. Como es natural y lógico, también lo saben en Génova, por lo que el PP se volcará en lo contrario, esto es, en obtener en las urnas municipales y autonómicas un resultado tan favorable que abra el camino hacia el triunfo en las elecciones generales. Lo mismo el líder popular Mariano Rajoy que el ya certificado líder socialista Alfredo Pérez Rubalcaba son conscientes de la importancia adicional de estas elecciones municipales y autonómicas en clave nacional, no sólo por los resultados, sino muy preferentemente por la lectura que la opinión pública haga de esos resultados. Los dirigentes del PP deben tener presente la conocida advertencia de que unas elecciones no están ganadas hasta que se cuenta el último voto. Que el PP sale de ganador es inocultable y lo dicen todos los expertos demoscópicos, pero precisamente por ello sus estrategas electorales no deben minusvalorar la capacidad de reacción y movilización del PSOE, sobre todo, si quienes manejan sus hilos son personajes de tan certificados recursos en el ámbito de la opinión pública como Alfredo Pérez Rubalcaba y José Blanco, y que cuentan todavía con los extraordinarios resortes del poder. Y como todos saben que es inevitable la lectura en clave nacional de los resultados de las urnas municipales y autonómicas, el PP, aún saliendo de ganador en las encuestas, deberá hacer el máximo esfuerzo por lograr una campaña que no sólo obtenga hasta el último de los votos amigos, sino que le permita penetrar en ese importante espacio de los votos indecisos que pueden decantarse en una u otra dirección precisamente en función de los elementos argumentales de la campaña. Para un PP que llega a estas elecciones municipales y autonómicas en clave de elecciones generales no se trata sólo de ganar, sino que necesita certificar más que un cambio, un auténtico corrimiento de la opinión pública a su favor, de modo que la ciudadanía reciba los resultados como un anticipo casi inexorable de los que se producirán, en su momento, en las urnas de las elecciones generales, ya que sólo de esa manera el partido de la oposición empezará a ponerse a cubierto del diluvio de mensajes de comunicación que, sin la menor duda, ya prepara Pérez Rubalcaba para cuando llegue el momento de pelear por La Moncloa.   
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