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En campaña: la importancia del cómo

miércoles 11 de mayo de 2011, 09:24h
Ayer oí a Cayo Lara proponer que los 10.000 millones de euros que el estado cede a la Iglesia se destinen a crear 400.000 puestos de trabajo. Dicho así, suena hasta bien. Seguramente muchos ciudadanos, creyentes y no creyentes, estaría de acuerdo a priori con que no se le dé semejante pastizal a una institución privada. El problema, sin embargo, aparece cuando empiezo a escarbar y acabo concluyendo que o Cayo Lara es un ignorante o está tan acostumbrado a un electorado dócil que ha llegado a la conclusión errónea de que somos tontos. No obstante, 10.000 millones es un dineral y conviene desglosarlo. Subvención a la educación (centros concertados):                 3.600 millones. Atención sanitaria fuera de la SS:                                            3.300 millones. Exención de Impuestos:                                                           1.000 millones. Sueldos de profesores de religión:                                          1.000 millones. Conservación del patrimonio eclesiástico:                                 500 millones. Subvenciones al IRPF:                                                                355 millones. Actos religiosos, cofradías, procesiones:                                    290 millones. Capellanes castrenses, hospitalarios, rurales:                              30 millones. Total:                                                                                        10.075 Millones. La subvención a la educación y los sueldos de los profesores son, hoy por hoy, difíciles de tocar. La educación concertada es una función social en simbiosis con la educación pública y anularla significaría no poder atender la demanda educativa nacional únicamente desde la educación pública. Además, al ser una competencia transferida cualquier cambio debe ser aprobado por los 17 parlamentos autonómicos. En el mejor de los casos, las autonomías reclamarían al estado más dinero –o ese mismo dinero- en educación para construir centros que suplieran la demanda. El lamentable resultado en un país con un sistema educativo tan deficiente sería un exceso de oferta educativa mediocre y sin ahorrar un solo euro a las arcas del estado. En lo que se refiere a los sueldos de los profesores, mientras la asignatura de religión esté reglada habrá que pagar a los docentes que la imparten. Cambiar estas dos partidas supone, además, renegociar el Concordato con el Vaticano. El Patrimonio eclesiástico tiene una dotación de 500 millones para su conservación. Los Cayos Lara de la política española espolean a los simples con esta majadería, pero la pregunta entonces es quién está dispuesto al derrumbe de la Basílica Metropolitana de Santa María de Burgos, al deterioro del Arca Marmárica de Santiago Apóstol o a la decoloración de El entierro del Conde Orgaz en la Iglesia de Santo Tomé en Toledo. Podríamos seguir con buena parte del Románico catalán, con los seminarios y colegios jesuitas y teresianos de Castilla, con los monasterios góticos, etc. Puede que mucho de eso lleve el adjetivo de eclesiástico, pero no querría que se perdiera solo por un quítame allá esas pajas ya que se trata del patrimonio de todos. En fin, no apretemos más y supongamos, pues, que pudiéramos reducir los 10.000 millones a la mitad. La pregunta ahora es cómo se consiguen esos 200.000 puestos de trabajo que promete Cayo Lara. Es fácil la cuenta. Según los sindicatos españoles, la inversión media en un puesto de trabajo es de 25.000 euros, así que 5.000 millones entre 25.000 = 200.000 puestos de trabajo. Dividir sabemos todos, incluso los analfabetos funcionales. La cosa es cómo se “transmuta” ese dinero en puestos de trabajo: ¿Dónde invertimos geográficamente? ¿Dónde sectorialmente? ¿De dónde saldrá la mano de obra especializada? ¿Invertimos en Extremadura donde tienen el mayor ratio de funcionarios por 1.000 habitantes de Europa o invertimos en el País Vasco y Cataluña que lo rentabilizarán mejor dadas sus ya existentes infraestructuras? ¿Invertimos en astilleros o en tecnología? ¿Invertimos en minas de carbón o en energías renovables? ¿Invertimos en tractores para el campo o en diseño de microchips? En estos pocos días de campaña vengo oyendo propuestas como construir un centro de mayores para 200 ancianos en Antequera (Manuel Barón, PP Antequera), cuyo presupuesto municipal presenta un déficit de 10 millones de euros y su plazo medio de pago a proveedores es de 100 días. O hacer gratuito el transporte público en Valencia (Joan Ribó, Compromís) con un déficit municipal de 30 millones de euros y un plazo medio de pago de 150 días… Cada uno en su municipio y en su CCAA sabe lo que le están proponiendo. Estar en campaña significa que es el momento de preguntar con firmeza e insistencia cómo lo va a hacer, señor candidato y no conformamos con que nos digan que La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra pregunta. - Lea también: Especial 22-M>>
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