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La conducción política y la lucha gremial

La conducción política y la lucha gremial

martes 17 de mayo de 2011, 01:02h
Los sectores políticos de la oposición al oficialismo, junto con varios de los grandes medios de comunicación masivos, han desplegado la semana anterior una batería de disquisiciones y argumentos en procura de disociar la alianza entre el gobierno nacional y los trabajadores organizados. Los trabajadores organizados, tanto los que revisten en las organizaciones sindicales, como los que se encuentran alineados bajo otras formas de organización barrial o territorial. Esta alianza se hace extensiva a otros sectores del campo nacional y popular. Estos sectores opositores, cuya única intención es favorecer alguna alternativa electoral a la continuidad del proyecto actual, se montan sobre la base de las lógicas tensiones, que cualquier alianza tiene en el desarrollo de su integración para distorsionar la naturaleza de aquellas tensiones, entre intereses que son coincidentes en el rumbo general que ha tomado nuestro país a partir del 2003. Conflicto social, conflicto laboral y conflicto gremial Por tal motivo pretendemos en estas breves líneas trazar una simple caracterización de la situación social en la Argentina, vista desde las protestas sociales en general. La primera imagen que se intentó configurar en estos días, es la de un incremento del “conflicto social”. En primer lugar, los conflictos laborales no implican necesariamente una situación social incontrolable, ni una participación mayoritaria de las organizaciones sindicales. En este sentido, el portal político Nueva Mayoría (nuevamayoria.com), nos informa que en este primer trimestre de 2011 se registraron la menor cantidad de conflictos laborales desde el año 2004 y que en relación al 2010, se ha producido un descenso del 44% de los conflictos. También nos anoticia que de las últimas décadas, fue la del ´80 la que produjo una cantidad mayor de conflictos. También nos muestra ese portal a través de sus registros, que en este trimestre la CGT participó directamente en tanto organización de tercer grado en el 10% de los hechos, siendo los docentes y empleados del Estado los sectores de mayor protagonismo (27%). Otros sindicatos que han desplegado sus reclamos (petroquímicos 9%, ferroviarios 6%, aeronáuticos 6%), estén o no inscriptos en la CGT, lo han hecho en el marco de sus reivindicaciones, dentro de sus derechos y enmarcadas en las paritarias, en donde por sus estatutos, su cultura institucional y su historia desarrollan un comportamiento propio y relativamente independiente de su pertenencia a entidades de mayor grado. Ahora bien, podemos tomar a modo de ejemplo un período de tiempo más largo (2002-2009), y un universo más amplio de hechos de protesta (que excedan los conflictos aborales). Tenemos según los registros del PIMSA que se han producido en ese período unos 20.187 hechos de protesta, de los cuales 6.183 (30%), son los que plenamente han sido las organizaciones sindicales las entidades convocantes, dejando a un lado los hechos en donde han participado junto a otros sectores. Quiere decir que el desarrollo en la Argentina de la protesta social y el conflicto gremial, excede la responsabilidad de las organizaciones gremiales. Si vemos las causas de las demandas, que han generado los hechos de protesta en los últimos años, tenemos que entre el 2002/2003, han sobresalido las causas por subsidios, es decir las grandes manifestaciones y cortes de calles y rutas producidos por parte de una población desocupada y precarizada, con la finalidad de recibir una ayuda estatal. A partir del 2004 y hasta el 2007, las protestas estuvieron signadas por las cuestiones salariales en el marco de las paritarias, mientras que entre el 2008/2009, los temas de impuestos (la disputa con el campo por la 125) fueron las formas de la protesta o lockout. En este último tiempo vuelve a los primeros planos la cuestión salarial y la distribución de la riqueza, ya que se han fortalecido las organizaciones gremiales, sigue sostenido el crecimiento de la economía, y se han generado nuevos sindicatos, que luchan permanentemente por mejorar las condiciones laborales de sus trabajadores. El conflicto social a partir del 2003 disminuyó considerablemente, a raíz de toda la política pública y laboral desplegada por el gobierno nacional. El conflicto laboral cambió su carácter. Ya no es tanto el temor a la pérdida del puesto de trabajo, sino las acciones gremiales en el marco de la defensa del salario y de una mayor distribución de la riqueza. Esto requiere de la profundización de la lucha política por sobre la gremial. Ese pasaje genera inevitablemente tensiones dentro del mismo campo de los aliados. En otros tiempos la acción de mayor organización y de trascendencia política llevada a cabo por parte del movimiento obrero era la huelga general. Hoy inexistente, la acción política de las organizaciones sindicales penetra en la sociedad, pidiendo un lugar de mayor protagonismo en el sistema político y en la vida cultural de nuestra nación. Profundizar el modelo es fortalecer la alianza con los sectores del trabajo y la producción. La mirada estratégica permitirá saldar las tensiones ocasionales y parciales. El enemigo de la nación habrá estado contento por estos días y las capas medias de medio pelo, sumados a los "perduellis" (enemigos internos de la Patria) y cipayos de siempre habrán tenido algún motivo para festejar, la lejana posibilidad que los trabajadores organizados se distancien del gobierno nacional. La tensión entre las exigencias electorales y la profundización de la alianza estratégica, pasará pronto. La conducción política no está en duda, el desafío está en no debilitar la alianza estratégica ampliada, sabiendo que la urgencia electoral en este momento, es también de orden estratégico. Carlos "Chino" Fernández Asesor de IAJ-CGT
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