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Merienda de BlancosArde París: de la asimilación a discriminación

Merienda de BlancosArde París: de la asimilación a discriminación

martes 17 de mayo de 2011, 20:01h
Recientemente con motivo del día mundial contra el racismo sostuve un enconado debate con mi amigo Esteban Ibarra en la tertulia hora 25 de Angels Barceló. En la misma sacamos a la  sociedad de la mentira que José Manuel Fresno y la banda de los 4 nos han sometido. Al regresar varios jugadores de fútbol me llamaron para felicitarme por la tertulia. Hasta allí todo bien, salvo cuando todos me pidieron que no revelara su identidad: por si  acaso. Desde entonces he tenido la oportunidad de reflexionar sobre el racismo  mediático, es un deber periodístico enfrentar el racismo en los medios. La sociedad tiene la necesidad de ser más consciente de esta realidad. En el "malísimo imperio yankee" se realiza una formación especial a los profesionales de la comunicación, pues allí el racismo conlleva aspectos  penales, pero en la España de Torrente, el ministerio de igualdad: las tertulias deportivas tienen libertad de cátedra. Y eso se aprecia en el empleo abundante de  términos racistas para referirse a minorías étnicas, una de las  evidencias más constatables en la interiorización de la discriminación, lo que fomenta no solamente una percepción profundamente hostil sino una sensación de  lejanía e impunidad.   En efecto, durante el partido amistoso España-Costa de Marfil, el entonces colaborador  de Carrusel deportivo de Cadena Ser, Poli Rincón me dejó blanco al manifestar «A juzgar por la alineación, como todos los africanos, Costa de Marfil apuesta más por la fuerza bruta que por la inteligencia» . En efecto, uno de los espacios mediáticos donde más  impunidad racista se produce es el periodismo deportivo. Todos deberíamos recordar las declaraciones de la magnifica periodista María Escario sobre los ecuatorianos o la defensa que hicieron todos los gurús de las tertulias deportivas incluido De la Morena sobre  la singular forma del seleccionador Luis Aragonés de arengar a su jugador, Reyes. Las criticas a Samuel Etoo cuando amenazó con marcharse del campo ante los gritos racistas de La Romareda, pero Etoo se dejó convencer. Esta actitud valiente para unos, sin embargo para Guardiola era una excentricidad intolerable para el control del vestuario y lo  declaró transferible cuando el barça más necesitaba sus goles.   Muchos adolescentes negros que sueñan con vestir la roja tienen que soportar por TV gritos, insultos y cosas peores. Por supuesto, en los periódicos nunca aparecen alusiones, debido en cierta medida al corporativismo y por otro lado a que las tertulias no responden para nada a  ninguna necesidad de los oyentes no blancos.   Obviamente eso no significa que Poli, María, Luis  Aragonés o alguno de estos locutores sean en lo  personal mala gente: incluso son educad@s y seguro que tienen amigos de color (ja,ja,ja ¿de que color?) . Sin embargo al tener que asumir formas populares (porque el deporte como el racismo es muy popular) en un contexto de confrontación y  pasión como es el fútbol, inconscientemente se deslizan hacia ese racismo inserto en el imaginario colectivo. El periodista deportivo es el que mejor reproduce este  racismo popular como mecanismo de relación, porque el fútbol como antes el circo romano, es donde únicamente la nobleza y la plebe se mezclan, proyectando los valores sociales de la clase dominante. En un mismo estadio se junta SM el rey de España, jefe de Estado, el presidente del gobierno, y de comunidades, el alcalde, delegados de gobierno, embajadores y al frente los nazis con esvásticas y cartelones con letreros donde se lee «Lucrecia jódete» o «88 Heil Hitler». Todo esto trascurre sin una crítica moral del realizador o el locutor. Es más, muchas veces, el comentarista finge que no ha oído o visto nada como ocurrió con Michel, actual entrenador del Getafe y comentarista en RTVE, quien manifestó no haber oído los gritos de «monos y Ku, Klux Klan» durante el España-Inglaterra.   Cualquier intento de la opinión pública de ejercer una crítica de este racismo deportivo es automáticamente silenciado por los llamados gurús de la prensa deportiva. Un ejemplo fue Tomás Vera ex director de inmigración del ayuntamiento de Madrid, quien en los micrófonos de tele Madrid radio tuvo la osadía de criticar  a Raúl, jugador del Real Madrid y la selección, por  sus escandalosos coqueteos con los Nazis de Ultra sur, la opinión pública deportiva se le echó encima sin que nadie de la clase política o de la prensa no deportiva saliera públicamente en su defensa salvo  Curro Castillo. El actual escándalo del fútbol francés sobre la incorporación de las ilegales  cuotas raciales en las categorías inferiores de la selección francesa protagonizado precisamente por el  actual seleccionador manifiesta quien manifestó en un curso para entrenadores: "Actualmente, los grandes y potentes son los negros. Es así. Es un hecho. Dios sabe que en los centros de formación, en las escuelas de fútbol, hay muchos (negros). Creo que hay que buscar otros criterios, modificados con nuestra propia cultura". Llueve sobre mojado desde que Le Pen y  miembros del partido de Sarkozy manifestaran que “la selección no es francesa” en alusión a los jugadores no blancos. Blanq en su defensa manifiesta que esta ideas no son de su autoría intelectual sino que  se las trasladaron sus colegas de la federación española de fútbol "En España no tienen ese  problema”. Por supuesto Del Bosque no ha dicho esta boca es mía. Con estos precedentes seguir pensando que el fenómeno de la creciente impunidad del racismo  exclusivamente a la instrumentalización de los partidos de extrema derecha, como sostiene mí amigo Esteban Ibarra, es casi de  Disneylandia. El caso Blancq demuestra que el racismo es solamente institucional y, por tanto, político. De momento, cuenta con el respaldo del presidente, Nicolás Sarkozy, la ministra de deportes .Las acusaciones han provocado la destitución temporal del director técnico Blanquart a la espera de las conclusiones de una investigación interna. Aquí en España seria impensable una decisión así Ángel Maria Villar. El  silencio del campeón del mundo en un caso tan grave cuanto menos es muy llamativo y muestra el diferente tratamiento que un país y otro le dan al racismo.   De hecho si uno asiste a una rueda de prensa deportiva tras un partido de fútbol en España, se dará fácil cuenta que a pesar de los muchos comentarios racistas ni en los entrevistadores ni los interlocutores existe un afán de criticar el racismo. Pero ¿Cual es la  responsabilidad de los futbolistas?   Hay un minoritario grupo de cimarrones encabezado por  Anelka, Thuram y en su día Ruth Gullith. El primero fue  apartado del Real Madrid por  negarse regalarle su camiseta a Jaques Chirac. El segundo rehusó ser secretario de estado de portes tras el levantamiento de los guettos de 2005. Pero la  mayoría en una actitud irresponsable optan por no pronunciarse o como el caso de Zidane y otros tíos tom que consideran "inaceptables" las palabras de Blancq pero salen en su defensa, para no correr el riesgo de pasar el infierno del afrocolombiano Edwin Congo, quien tras denunciar el racismo que sufría en el Racing, el club  cantabro le obligó a pedir perdón públicamente a sus compañeros, a quienes la opinión  pública presentaba como las víctimas de un negro radical desagradecido, resentido e inadaptado. Al negarse fue apartado y finalmente traspasado poco después, pero  ¿acudieron en su ayuda los Samuel Etoo, Marcos Sena, Kanute, Kameni, Roberto Carlos, Alvaro Maior, Seadorf, etc...? No. Francia no es muy distinto a España la única diferencia es que allí se habla y aquí siempre son grupos aislados.
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