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Israel y Arabia Saudi: dos problemas para Obama

Israel y Arabia Saudi: dos problemas para Obama

domingo 22 de mayo de 2011, 12:47h
Por primera vez en la historia de Estados Unidos, Israel y Arabia Saudí, sus dos mayores aliados fuera de Europa y Occidente, se han convertido en dos posibles dolores de cabeza para el Presidente Barack Obama; como si a su presidencia le hubieran crecido dos partidos republicanos más, en este caso en su política exterior. El jefe del Gobierno israelí Benjamin Netanyahu ha desafiado en dos ocasiones, de frente y en público, a Obama  en dos cuestiones que éste convirtió en centrales de su política para Oriente Medio. Hace dos años,  Netanyahu se negó a aceptar la sugerencia de Obama, que intentaba reactivar el paralizado proceso de paz entre palestinos e israelíes, de interrumpir la construcción de nuevas colonias judías en los territorios árabes ocupados. Ahora, con motivo de la nueva visita de estos días a la Casa Blanca, el Primer Ministro israelí rechazó antes de llegar a Washington, la afirmación con que Obama se anticipó a su viaje de que las fronteras de1967 son para Estados Unidos la base para reanudar las negociaciones de paz. No hay nada nuevo en esa postura de Estados Unidos, que es coherente con las Resoluciones del Consejo de Seguridad que Estados Unidos propicio y firmó en el pasado para sellar las consecuencias de las guerras árabe-israelíes de 1967 y 1973. Lo nuevo es  que después de una presidencia de Georges W Bush muy equivoca en esos dos aspectos –asentamientos judíos y fronteras- Obama ha restablecido lo que también fue política de presidentes anteriores. Hoy domingo está previsto que tanto Obama como Netanyahu hablen ante el poderoso lobby judío norteamericano American Israel Public Affairs Committee (AIPAC) que siempre ha mediado a favor de Israel ante el gobierno norteamericano, y que al parecer ha recordado que una resolución del Congreso norteamericano de 2004 no reconoce las fronteras de 1967. Nos hemos acostumbrado a pensar en la supuesta incondicionalidad del lobby judío con Israel, pero según algunos medios norteamericanos el AIPAC no está tan convencido del argumento de Netanyahu de que no acepta las fronteras de 1967 porque son indefendibles. Otros medios y otras encuestas han señalado que el voto judío norteamericano es mayoritariamente liberal, que el 78 por ciento de los judíos norteamericanos votó por Obama en 2008 y que en el peor de los casos no se espera que en 2012 Obama obtenga menos del 60 por ciento de los votos judíos. Al día siguiente de la llegada de Netanyahu a Washington, el laborista ministro de Defensa, Ehud Barak, decía que el discurso de Obama no era tan malo para Israel y que al fin y al cabo no pedía volver a las fronteras de 1967 sino solo volver a las negociaciones sobre esa base. Barak, derrotó en 1999 a Netanyahu en las elecciones, fue primer ministro y durante su mandato retiró a las tropas israelíes del sur del Líbano e hizo participar a Israel en las negociaciones de Taba que se cree que fueron, y así lo confirmó en el pasado el exministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, las que más cerca estuvieron de la paz palestino-israelí. Hoy domingo está previsto que Obama inicie una gira por Europa en la que sin duda buscará apoyo a su política Medio Oriental y árabe y en la que tendrá que intentar explicar varios importantes desencuentros con los europeos, entre ellos el trato humillante al ahora expresidente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn. Al presidente de Estados Unidos se le había abierto otro frente exterior con su también aliado histórico Arabia Saudí, muy irritado con lo que consideró un abandono por Estados Unidos del expresidente egipcio Hosni Mubarak. El apoyo mostrado en su discurso del viernes pasado a las revueltas árabes y a los jóvenes que piden reformas políticas, seguramente que ha agravado la percepción negativa de Obama por los saudíes. Las alarmas entre los países miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), Arabia Saudí, Kuwait, Emiratos Arabes Unidos, Qatar, Bahrein y Omán, saltaron también por las críticas norteamericanas al emir de Bahrein por la dura represión de las protestas, que fueron sofocadas gracias a un intervención militar saudí de la que Estados Unidos solo fue informado pocas horas antes de producirse. Con las alarmas comenzó un gran reordenamiento estratégico regional cuya primera manifestación fue la oferta a Jordania y Marruecos de unirse al CCG, que agruparía monarquías muy distintas, unas ultraconservadoras como la saudí,  y otras modernistas como la marroquí o la jordana.  ¿Cuál puede ser el trato entre monarquías tan dispares y alejadas? No imagino otro que el intercambio de una ayuda financiera que necesitan los monarcas de Marruecos y Jordania, con economías afectadas más por su propia debilidad estructural que por la crisis, a cambio de la ayuda militar y de seguridad de dos de los países árabes más poderosos y competentes en ese dominio. Algunos analistas en Estados Unidos han comenzado a inventariar actuaciones internacionales en parte animadas por Arabia Saudí, que le han costado trillones de dólares, con resultados nada proporcionados al gasto. Entre ellas la oposición a la intervención rusa en Afganistán en 1979; la que desde el mismo año ha llevado contra Irán estimulada por Israel y Arabia Saudí, aunque por motivos diferentes; la primera y la segunda guerra del Golfo, y algunas estrategias regionales que a juzgar por el discurso del viernes de Obama, pero también por la política árabe democratizadora que quiso llevar el presidente Bush, contrarían al aliado saudí. Pero contrariar a Arabia Saudi puede ser muy perjudicial para Europa y más para Estados Unidos: se puede desestabilizar a un país que posee el 25 por ciento de las reservas conocidas de petróleo y se puede perder a un cliente que a lo largo de la próxima década piensa o pensaba comprar por valor de 60.000 millones de dólares de armamento norteamericano. ____________________________________________________________________ * Domingo del Pino es especialista en el mundo árabe, ex delegado de la Agencia EFE en Marruecos, ex corresponsal de El País para el Norte de Africa, fue miembro de la Euro Med and the Media Task Force de la Comisión Europea y, actualmente, es miembro del consejo editorial de la revista bilingüe Afkar/ideas; colaborador de Política Exterior y Economía Exterior; de la Revista Española de Defensa; y director del Aula de Cooperación Internacional de la Fundación Andaluza de Prensa.
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