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Médicos agredidos

viernes 27 de mayo de 2011, 08:19h
    Las agresiones (verbales o físicas) a los profesionales de la Sanidad son, por desgracia, cada día más frecuentes en España, tanto en los centros de salud como en los hospitales. Por ello,  numerosos Colegios de Médicos proponen a los legisladores y a los gobernantes que sus asociados, en el ejercicio de su función, sean considerados como agentes de la autoridad, de modo que cualquier amenaza o agresión se considere como un altercado contra la seguridad ciudadana, y no como una simple falta.     El asunto es antiguo y ha sido muy debatido. En las salas de espera de los servicios de urgencias, los familiares del paciente viven en una situación de tensión y de nerviosismo que no siempre controlan, y que en algunas ocasiones no es comprendida por los profesionales de la sanidad. Este desencuentro no justifica en absoluto el insulto o la violencia, pero puede ayudar a entender que, en algunas circunstancias, una persona pueda percibir que su familiar no es atendido con la debida celeridad o profesionalidad, de ahí que se produzcan escenas de desencuentro, de protesta, de irritación.      Subyace en todo esto una cuestión de pura educación, partiendo de que una de las medicinas más útiles y una de las terapias más eficaces es la confianza. Pero no siempre se produce esa confianza, y también es cierto que algunos médicos y enfermeras, quizá presionados por la carga de trabajo o por la prisa, no tratan a los enfermos y a sus familiares con la delicadeza y la educación que se merecen. También hay ocasiones en que los pacientes, porque se les niega un determinado medicamento o una baja laboral, reaccionan de un modo lamentable.      Es deseable, en fin, que al tiempo que la calidad asistencial mejora indiscutiblemente  (en formación de los facultativos, en medios científicos, en investigación, etcétera), no se quede atrás esa conexión emocional entre los profesionales de la sanidad y los enfermos y sus familiares. Y dicho todo lo anterior, ninguna agresión, verbal o física, está justificada, y son casos aislados que dicen muy poco a favor de un país civilizado, educado, y capaz de la convivencia y del respeto a los demás. > Escuche las columnas de Luis el Olmo en vídeo:
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