Egipto: No fue suficiente la primavera árabe - llega el momento de la segunda revolución

La frustración se ha apoderado de muchos de los manifestantes que ocuparon la plaza de Tahrir en El Cairo durante 18 días entre enero y febrero, que han visto cómo el cambio político no ha venido de la mano de una rápida mejora económica. Ahora la pregunta es, ¿por qué siguen protestando? La respuesta es fácil: No han obtenido lo resultados, el país continúa sin dignidad, libertad y justicia social. La caída de Mubarak generó grandes expectativas entre los jóvenes y las clases más desfavorecida egipcias, pero lo cierto es que los  precios de los alimentos básicos se han doblado desde el triunfo de la revolución y el desempleo juvenil supera el 30%. La unión que se vivió hace unos meses, además, se está viendo fragmentada por la violencia entre cristianos y musulmanes, una ‘guerra’ que parecía de segundo orden y que está levantando ampollas. De momento, ya van 12 muertos en El Cairo a costa de estos enfrentamientos. Los grandes retos La impaciencia de la sociedad de dispara. El gobierno provisional, dirigido por el ejército, tiene por delante el enorme reto de responder a las altas expectativas creadas tras la caída de Mubarak. Porque, a pesar de que el levantamiento consiguiera derrocar de manera rápida al dictador, el ritmo de las reformas está siendo lento y muchos no ven este cambio como algo real. Las demandas más escuchadas son el avance de los procesos contra Mubarak y algunas de las figuras de su gobierno, además de las mejoras de las condiciones de vida de decenas de millones de egipcios. Mientras tanto, la situación económica respecto al exterior empeora. Las exportaciones han caído un 40%, los ingresos por turismo 13.500 millones de dólares y la actividad industrial se ha reducido a la mitad debido a las huelgas constantes. > Vea este reportaje para entender qué ha ocurrido en Egipto y cómo han llegado sus habitantes a reclamar una segunda movilización: