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Un presidente singular

Un presidente singular

viernes 08 de julio de 2011, 00:00h
El nuevo presidente de Extremadura, José Antonio Monago, es, cuando menos, un personaje atípico y singular que gobernará con el apoyo de Izquierda Unida, después de décadas de hegemonía socialista en el Ejecutivo con sede en Mérida. Extremadura siempre fue un buen territorio para la demagogia izquierdista, para el “tó pal pueblo”, y el señor Monago, pese a pertenecer a un partido de centro-derecha, tiene un discurso a la medida de sus parroquianos y contradictorio con la doctrina que se dicta desde la calle Génova. Da la impresión de que, con tal de ganar, vale todo, y Mariano Rajoy le ha dado luz verde para que mantenga el impuesto de sucesiones, cuya eliminación es una bandera del PP en el resto de España. Si alguien opina que vivimos en el ocaso de las ideologías, que ya no hay derechas ni izquierdas, y que lo que importa”no es que el gato sea negro o sea blanco, sino que cace ratones”, aquí tenemos un ejemplo muy claro de ganarse la presidencia de una comunidad tragando sapos y carros y carretas. Cuando una persona de derechas se disfraza de izquierdas, o viceversa, podemos asistir al mayor espectáculo del mundo. Al del presidente extremeño, José Antonio Monago, quien hace unos días arremetía “contra los señoritos del barrio madrileño de Salamanca que tienen a Extremadura como un cortijo particular de fín de semana, y nada aportan a la región”. Parece una frase de Julio Anguita en sus mejores tiempos, o de Rodríguez Ibarra antes de que le desmontasen su tinglado millonario de exPresidente, o de Paco Rabal y su “milana bonita” en “Los santos inocentes”. Nos preguntamos si vale todo en política y si los votantes de José Antonio Monago no estarán que se suben por las paredes. Monago va por libre, y ha dicho que no va a ser “el palmero de Madrid ni de Lisboa”, en referencia a la iniciativa portuguesa de eliminar el Tren de Alta Velocidad. Monago, y no Ruiz-Gallardón, sí que es un verso suelto en el Partido Popular, pero lo cierto es que los extremeños le han votado y las gentes de Izquierda Unida lo prefieren antes que la opción de apoyar a los socialistas. Dicen los más viejos del lugar que estas aventuras políticas, pintorescas y desconcertantes, tienen un corto recorrido. Pero lo que de verdad interesa, en este caso, es el bienestar de los extremeños, y frenar la sangría de una de las regiones españolas más castigadas por el paro. Señor Monago: le deseamos suerte, porque en buen lío se ha metido. Luis del Olmo. Periodista.
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