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Desastres naturales: tormentas de arena

Desastres naturales: tormentas de arena

sábado 09 de julio de 2011, 10:47h
En las zonas de grandes desiertos, debidos a las altas temperaturas del aire y del suelo, el viento produce tormentas de arena. Tienen fuerza para trasportar el polvo de partículas de rocas, a miles de kilómetros, desde el Sahara a Groenlandia o desde China hasta Europa.     La cantidad de polvo de arena que remueven cada año a lo largo del planeta, es impresionante, de dos a tres mil millones de toneladas.     Naciones Unidas tiene clasificados los Desastres Naturales, producidos por la fuerza de la Naturaleza, en los siguientes grupos: 1.    Desastres Generales causados por procesos dinámicos en el interior de la Tierra (Seísmos, tsunamis y erupciones volcánicas). 2.    Desastres generales por procesos dinámicos en la superficie de la Tierra (Deslizamiento de tierras, derrumbes, aludes y aluviones). 3.    Desastres generales provocados por fenómenos meteorológicos o hidrológicos (Inundaciones de agua, sequías, tormentas y tornados). En relación a las tormentas, solo se mencionan especialmente los “fenómenos atmosféricos producidos por descargas eléctricas en la atmósfera”. Y los tornados los define como “Vientos huracanados que se producen en forma giratoria a grandes velocidades”.     A pesar de no referirse también a las tormentas de arena, es indudable que existen y una de ellas acaba de hacer aparición en Estados Unidos, en el gran desierto de Arizona en el Sur. Según el Servicio de Meteorología la gran tormenta de arena, de 80 Km. de extensión con una altura de 3000 mts. Y velocidad superior a los 100 Km. por hora, tuvo lugar el 5 de julio. Comenzó en la ciudad de Tucson, cruzó el desierto hacia el norte recorrió 186 Km. y arrasó la ciudad de Phoenix.     La impresionante masa de polvo de arena cubrió los edificios y calles de la ciudad, los automóviles, arrancó árboles y tendidos eléctricos. Oscureció el ambiente, impidió la circulación de personas, vehículos y obligó a cortar el tráfico aéreo.     El millón y medio de ciudadanos de Phoenix sufrieron angustiosos momentos. Dificultades respiratorias, observar el dantesco espectáculo en que se había convertido su ciudad, personas perdidas, derrumbes, etc. Solamente las personas atrapadas en una tormenta de esas características saben el horror y del dolor que se vieron obligados a vivir. El anuncio de la llegada de la nube de arena permitió a muchos ponerse a salvo en su casa y cerrar puertas y ventanas.     Este fenómeno meteorológico está presente en la zona en verano en la época de los monzones. Cada vez los especialistas les dedican mayor atención y son más numerosas las medidas de prevención adoptadas, por considerar constituyen un autentico peligro para ver y respirar.     Solamente han pasado 19 años desde que la Humanidad se entera, por la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (Río de Janeiro, 3 al 14 de junio de 1992), de cuestiones clave, como que: -    La naturaleza de la Tierra, nuestro hogar, es integral e interdependiente. -    Que los seres humanos constituyen el centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo sostenible. Tiene derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza. -    Que los Estados tienen el derecho soberano de aprovechar sus propios recursos, según sus políticas ambientales y de desarrollo, y la responsabilidad de no causar daños al Medio Ambiente, en sus propias zonas o fuera de ellas. -    Los Estados deben notificar inmediatamente a otros Estados los Desastres Naturales u otras situaciones de emergencia que puedan producir efectos nocivos súbitos en el Medio Ambiente de esos Estados. La Comunidad Internacional deberá hacer todo lo posible por ayudar a los Estados que resulten afectados (Principio 18).     Y en tan corto espacio de tiempo, de dos décadas, ya querríamos que los principios mencionados estuvieran asimilados y llevados a la práctica en los 193 Estados incluyendo la incorporación de Sudán del Sur, que forman la Comunidad Internacional, cuyas naturalezas y circunstancias son tan variadas, y ofrecen mil formas de resistencia activa o pasiva, a los buenos deseos de gobernanza ecológica que realizan Naciones Unidas, con éxitos indudables, como haber logrado la general preocupación existente en el mundo de hoy, sobre todas las cuestiones Ecológicas     Es grande la tarea de Naciones Unidas, lo realizado y las “asignaturas pendientes”, como la “Declaración Universal de la conducta humana ante el Planeta Tierra”, como primera y principal norma legislativa, bajo cuyas directrices se desarrollarían la legislación que promueven cada Estado, cada Comunidad y cada Ayuntamiento. Así se evitaría el desconcierto existente, se otorgaría la prioridad de atención que reclaman los Desastres Naturales por los daños que nos causan al Medio Ambiente y a los humanos que en él vivimos.     Confío plenamente en un próximo futuro, en el que la mayor frecuencia de los Desastres Naturales y la mayor sensibilidad  de las organizaciones administrativas en mejorar sus sistemas de prevención, alarma y ejecución, los Cascos Verdes por ejemplo, permitirán ser más eficaces en la recuperación de los daños causados. El referente de Haití como un mal ejemplo, será típico y notorio de la década de 2010. +*Fernando De Salas López es doctor en Ciencias de la Información. Periodista
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