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Gobierno ajustado para cuatro o para ocho hombres

martes 12 de julio de 2011, 09:08h
Definitivamente, el ajuste que había anunciado el presidente Zapatero para cubrir los tres puestos que dejaba el candidato Rubalcaba en el Gabinete, reunió las características de las remodelaciones de Zapatero: Fue discreta y corta en alcance, tuvo una sorpresa, y ha dejado tras de sí infinitas especulaciones. Discreta y corta, porque afectó a una mínima parte del equipo gubernamental: Primero, Antonio Camacho sustituye al ministro Rubalcaba, como se había especulado; en segundo lugar, José Blanco sucede al portavoz Rubalcaba; y tercero, la vicepresidencia del ya candidato a presidente se amortiza y suben en el escalafón los otros dos vicepresidentes, Salgado y Chávez. Y en cuanto a las especulaciones, la mayor parte se centran en discutir o imaginar si este gobierno remodelado servirá para cuatro meses o para ocho, es decir, si llegará hasta un anticipo que podría producirse en noviembre, o agotará hasta el final el tiempo de cuatro años de legislatura, que finaliza en marzo. A Zapatero le preguntaron un  par de veces por esta cuestión, y no dijo ni que sí ni que no. Escapó de la pregunta haciendo referencia a las cuestiones pendientes, y algunos de la mayor urgencia, que quiere dejar resueltas cuando haya terminado su doble legislatura de ocho años: la tranquilidad de la deuda soberana, tan revuelta y dispuesta a asustar..., y las reformas pendientes para lograr esa paz para el euro y quienes manejamos la moneda única... Y acaso los presupuestos para el año que viene. Para esto último, el Gobierno socialista requerirá los apoyos de los nacionalistas. En principio, los convergentes catalanes ya dijeron que no contara con ellos. En cuanto al l PNV podría poner muy altas sus aspiraciones y el precio de su apoyo. Y  sería más fácil llegar a entendimientos con Coalición canaria, o con el BNG... Pero tal vez falten votos para llegar a ese punto del calendario legislativo posible. De ahí que nadie sepa bien si estamos ante un ajuste de Gobierno,  de “parche” como lo llama el PP, que y tendrá cuatro meses de duración o llegará hasta los ocho. Este martes, tras escuchar las explicaciones de Zapatero,  predominan quienes entienden que, finalmente, podría haber anticipación de elecciones, que algunos ya han fijado para finales del mes de noviembre. De momento, el miedo de contagio de la  llamada crisis griega, o portuguesa, o irlandesa,  y la eventualidad de un “rescate” que nadie quiere, ¿o tal vez sí?, ocupa más que ninguna otra cuestión a los políticos como a los economistas, banqueros o inversores, por igual. El ciudadano corriente también es consciente de que ese rescate que nos viene rondando no sería deseable, porque supondría más recortes y sacrificios. Pero tal vez está siendo deseado, “en secreto” -sería aventurado hacer público ese presunto deseo- por el partido opositor, que preferiría una salida como la portuguesa, que pasara por las elecciones y por el cambio de un Gobierno socialista por otro conservador. En todo caso, son demasiados escenarios los que conviene tener en consideración: el escenario de la deuda comunitaria, el escenario del nuevo candidato Rubalcaba, el escenario del renovado, aunque muy poco, Gabinete de Zapatero, la relación del presidente y del candidato, lo que hace, dice y quiere la oposición... Hay una novedad en esta última: viene transformando su discurso, y pasa desde el deseo de recortar gastos autonómicos, al deseo de disponer de más dinero con el que hacer funcionar esos gobiernos autonómicos. Cospedal como Feijoo, piden más dinero “de bolsillo” al gobierno central, en particular mientras éste gobierno sea “del siglo contrario”. Será de indudable interés y trascendencia la reunión prometida para este mismo mes del Consejo de Política Económica y Financiera, más conocida como Conferencia de presidentes autonómicos. Para entonces ya estarán todos los presidentes autonómicos elegidos en mayo, con hegemonía de los “azules” del PP. Zapatero y Salgado tendrán que dar soluciones a “la mitad de los gastos del Estado” que están a cargo de los gobiernos regionales o autonómicos. Para entonces, ya habrán estudiados los presupuestos que heredan., incluida también la deuda que acumuló su antecesor, como le ha sucedido a Cospedal en Castilla la Mancha, donde “cree” haber descubierto un “agujero” de casi el cuatro por ciento, o acaso superior a eser cuatro por ciento, muy superior, en todo caso, al admisible. Cospedal, por cierto, tras un par de semanas dedicadas a la Mancha, ha vuelto a la política nacional y a sus críticas contra el PSOE y el Gobierno de Zapatero o las aspiraciones de Rubalcaba. Los populares han hallado que nada descalifica más a Rubalcaba que tacharlo o etiquetarlo de “radical”. Rubalcaba es un radical, que deja al PP todo el mercado electoral del voto de centro...
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