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El periodismo que tenemos

miércoles 06 de diciembre de 2006, 10:27h
Si usted lee hoy las portadas del País y de El Mundo --cosa que, no somos competitivos, les recomendamos vivamente-- comprobarán la diferencia que existe entre las versiones de uno y otro a la hora de informar sobre el decreto de prisión para un grupo de policías que urdieron una extraña trama, no bien explicada por ninguno de los dos grandes diarios, que sin embargo convierten el asunto en el principal de sus aperturas.
 
Nolsotros, que no hemos entrado en la controversia sobre la autoría del 11-m, por falta de dedicación suficiente si ustedes quieren, o acaso, más bien, por falta de confianza en la veracidad de cualquiera de las versiones que circulan, tampoco vamos a dirimir ahora salomónicamente quién tiene razón, y cuánta. No lo sabemos. No somos más que un medio modesto que quiere contar la verdad de lo que sabe, que no quiere empeñarse en campañas y que no está empeñado en que sus tesis tienen razón. Otra cosa sería caer en esos vicios que empañan tantas veces la credibilidad de los medios, y que en buena parte contribuyen a que las ventas de algunos medios tradicionales de prensa desciendan en sus tiradas.
 
Pero, como profesionales de la información, hemos de confesar que estamos preocupados ante la situación a la que la decadencia de una parte de la clase política que, hablando en términos generales, ha dejado de respetarse a sí misma, está arranstrando a algunos medios seguidistas. ¿O viceversa? Este martes pasado, sin ir más lejos, los socialistas hicieron saber que impedirían que los suyos acudiesen a la tertulia montada en Telemadrid bajo la dirección de un periodista cuya trayectoria  no puede precisamente ser calificada de imparcial, Ernesto Sáenz de Buruaga. Alegaban los socialistas no esta trayectoria, que no les ha molestado hasta ahora, sino que los sindicatos habían decretado una huelga en la televisión pública madrileña, una huelga condenable que, por cierto, tiene perfiles neta y exclusivamente políticos, y que, por tanto, el PSOE apoyaba el paro vetando la presencia de los suyos. Lo peor no fue que no acudiesen los políticos del PSOE convocados, sino que tampoco lo hicieron, al parecer instados por sus medios, algunos periodistas considerados progresistas cuya presencia  estaba igualmente concertada.
 
Situación parecida a la que se vive en otra tertulia política televisiva, '59 segundos', producida para TVE por la productora de siempre, tertulia a la que los miembros del PP han decidido no ir, por entender que los planteamientos del programa están manipulados. Y no es eso: es que ese programa pide continuamente 'sangre', e invita a los más recalcitrantes defensores de las posiciones más extremas, gtratando de lograr discusiones 'fuertes', aunque casi nunca haya tiempo --59 segundos-- para argumentarlas.
 
Hace dos días, una revista de indudable connotación derechista trató de recabar la opinión del director de este periódico acerca de quién le parecía 'el peor presidente de la democracia'. El director de Diariocritico accedió a responder, argumentando que todos los presidentes habían tenido, estan teniendo, sus cosas buenas y malas, y, por tanto, le parecía complicado decidir cuál era el peor --o el mejor-- de todos. Nueva llamada posterior de la revista en cuestión: "que dice el director que tienes que mojarte más en tus respuestas". Naturalmente, el director de este diario digital colgó el teléfono, bastante enfadado, por cierto.
 
Y es que la moderación no se lleva por estos pagos. Blanco o negro. Negociación con ETA tal cual están las cosas o traición a las víctimas; reforma de la Constitución en mis términos, o nada. Tripartito --menuda guerra de banderas más absurda; a ver si el sectario personaje a quien Montilla ha encargado la responsabilidad de la comunicación de la Generalitat logra arreglar los conflictos que vengan, al menos de cara a la galería-- o ruptura de España. Nada de colores, nada de procentajes, casi nada de diálogo y concertación. Y lo peor es que este periodismo gritón, enfermedad que algunos, desde los micrófonos tonantes lamentablemente legalizados por la Institución respetable que posee tales micrófonos y esas ondas, quiere contagiar al resto de los medios, es el periodismo que se está imponiendo.
 
No estaremos nosotros ahí, aunque nos vayan retirando oportunidades para expresarnos fuera de estas columnas. Diariocritico será libre, o no será. Rechazará el sectarismo, de un lado o de otro, o pasará a otras manos. Vamos a seguir aquí, aunque algunos nos pidan que nos decantemos hacia un lado u otro, siendo críticos, irreverentes pero irreprochables, haciendo nuestra la divisa aquella (tan olvidada) de que "noticia es todo aquello que alguien no quiere que se publique".
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