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Gran partido de los rojiblancos en su regreso a Madrid

El Atletico reencuentra 'su' balonmano y la Supercopa de regalo ante el Barça (33-26)

El Atletico reencuentra 'su' balonmano y la Supercopa de regalo ante el Barça (33-26)

domingo 04 de septiembre de 2011, 23:33h
"Papá, ya sé porqué somos del Atleti... de balonmano". Podría ser la frase apócrifa de cualquier joven que se hubiera pasado por Vistalegre en la noche de este domingo para disfrutar de un equipo que ha recuperado el nombre y la gloria casi dos décadas después de que se lo cargara Jesús Gil. Quizás el padre sí lo había conocido y también estará que se sale de gozo tras comprobar cómo el 'nuevo' Atleti vuelve a ganar títulos: la Supercopa, con paliza incluida al Barça.
El caso es que la afición rojiblanca salió encantada del Palacio, con un ambientazo enorme, y su Balonmano Atlético de Madrid, no sólo no desmereció en su regreso a las pistas, sino que diecisiete años después de su desaparición, hizo honor a la leyenda que acompaña al conjunto rojiblanco y se alzó con la Supercopa de España, tras imponerse por 33-26 al Barcelona Intersport, tras una excepcional segunda mitad. Como informa la agencia Efe, sabedores de que entre los nuevos rojiblancos y los azulgrana ya no existe ningún secreto, tras enfrentarse y enfrentarse en los últimos años, ambos entrenadores trataron de sorprender con pequeñas variaciones en sus formaciones tipo, en espera de confundir al rival. Así, Talant Dujshebaev dio protagonismo en ataque al gigante danés Nikolaj Markussen, uno de los nuevos fichajes del Atlético para la presente temporada, con la esperanza de que el poderoso brazo del nórdico fuera el inesperado protagonista de la final. Lo mismo que Xavi Pascual que apostó de partida por la presencia en ataque del pivote francés Cedric Sorhaindo, más habitual en tareas defensivas, como novedosa arma para tratar el tradicional 5-1 defensivo de los madrileños. Pero ni por esas lograron los técnicos desnivelar la balanza en una primera parte, en el que todo el protagonismo recayó en dos clásicos como los porteros Danjel Saric y Arpad Sterbik, máximo responsable de la ligera ventaja con la que la que siempre transitó el Atlético de Madrid en el tanteador. Un protagonismo que tan sólo se atrevió a discutir el pivote rojiblanco Julen Aguinagalde, una pesadilla constante para la defensa azulgrana, incapaz en todo momento de controlar los movimientos del internacional español, que cerró los primeros treinta minutos con unos espectaculares seis goles Acierto ante el que el juego más coral del Barcelona, en cuyas filas marcaron hasta seis jugadores en el primer tiempo, no pudo hacer nada en unos minutos finales de la primera mitad, en los que se unió al festival de Aguinagalde el lateral macedonio Kiril Lazarov, que con tres goles casi consecutivos, permitió al Atlético alcanzar su máxima renta (13-10) al descanso. Segunda parte: llega el despegue definitivo Un inmejorable botín que ni el intercambio constante de goles con el que se inició la segunda mitad hizo perder al Atlético, que no sólo no vio menguar su ventaja, sino que incrementó su renta hasta unos seis goles (18-12), que encendieron todas las alarmas en el banquillo azulgrana. El danés Markusen se encargó de que no dejaran de sonar. El nórdico evidenció en esta segunda mitad que sus 211 centímetros de estatura no le reducen a un simple cañonero, sino que posee un variado juego, en el que no desentona ni su lanzamiento desde el extremo. Gracias a ello el Atlético alcanzó una máxima renta de ocho goles (22-14), lo que le encaminaba a su primer título desde que desapareciera del balonmano español hace ya diecisiete años. Una larga espera, que pareció no haber existido nunca ante el entusiasmo de los casi doce mil espectadores -11.963-, rojiblancos, un nuevo récord de asistencia a un partido de balonmano en España, que llenaron el Palacio de Vistalegre y no dejaron de animar a su nuevo equipo. Este apoyo acabó por lanzar a los de Talant Dujshebaev, que pese al empeño de Sarmiento, al azulgrana más acertado en la segunda parte, no permitieron ya nunca volver a meterse al Barcelona en un encuentro, que supuso el primer título (33-26) en la vitrinas del renacido Atlético. Uste título permite a Dujshebaev y los suyos lograr el primer objetivo que se habían marcado, alzar la Supercopa de España, y encarrilar el segundo, conquistar al público madrileño en su regreso a la capital de España. Los chavales rojiblancos, felices camino del metro después, ya saben porqué son del Atleti.
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