"Recortes" ¿sólo en Cataluña? Y en el resto, ¿sólo "ajustes"?

Es curiosa la mala fe a la hora de bautizar la acción política. Cataluña fue la primera comunidad en la que su gobierno –la recién estrenada administración Mas- hizo los deberes, cogió las tijeras y aplicó un recorte drástico en sus presupuestos. Un diez por ciento. Este ajuste para reducir drásticamente el déficit público se acompañó de otras medidas de austeridad y de eficiencia como el adelgazamiento de la administración. Y para el 2012 se anuncian más recortes. El resto de comunidades, que todavía no habían celebrado elecciones autonómicas hasta el 22 de mayo, no se atrevieron a aplicar la tijera porque todo ajuste implica un cierto desgaste político y no se trataba de ponerse la soga del ahorcado antes de las elecciones. Además, para los gobiernos salientes habría sido un reconocimiento de que habían tirado de veta con prodigalidad e irracionalidad: aeropuertos sin aviones, equipamientos sin ocupación, monumentalismo, amiguismo, etc. Andalucía, que no tiene elecciones hasta junio de 2012, mira la película de los recortes como una espectadora a la que no le interesa el tema. ¡Genial! Han sido los gobiernos entrantes del PP en ciertas comunidades –Castilla la Mancha, Extremadura- o ratificados en las urnas –Madrid- los que hablan ahora de usar la tijera. Lo curioso, a que me refiero en la primera línea de este artículo, es la distinta terminología que se utiliza. En Cataluña se ha hablado claramente de “recortes”. En el resto de España califican su dieta de adelgazamiento de las cuentas públicas de “ajuste” o de “racionalización”. Esta falta de homogeneidad en el lenguaje está causada por la oposición a los gobiernos respectivos pero también por la mayor sinceridad o no de los propios gobiernos. Mientras el gobierno catalán reconoce públicamente la incidencia de la reducción de recursos sanitarios o educativos, aun advirtiendo de que no han de repercutir en una peor calidad del servicio, el resto de gobiernos autonómicos parece que quieran arreglar las cuentas de la lechera sólo a base de reducir cargos de confianza, coches oficiales y protocolo. ¡Mentira podrida! Sólo con la racionalización de gastos superfluos o prescindibles no basta. Es un brindis al sol. Además esto también se ha hecho en Cataluña. Seamos serios y abordemos el recorte con todas sus consecuencias. Pero, claro, ahora vienen las elecciones del 20-N que el PP quiere sin piedras en su propio camino y además sale rentable imputar los desmanes presupuestarios a la herencia recibida. Mal iremos si el único ajuste que ven necesario es la reducción de cargos, coches y protocolo. O la privatización de sus televisiones autonómicas. La sanidad ¿ni tocarla? El estado del bienestar ¿sin dejar de prestar ningún servicio? O nos hemos vuelto locos o sobra el dinero para prestar algunos servicios básicos, lo cual sería grave porque demostraría que la solidaridad interterritorial ha arruinado a unos territorios (Baleares, Cataluña, Madrid, Valencia) y ha engordado a otros (Castilla la Mancha, Extremadura, Andalucía) a los que para sanear sus cuentas les basta con suprimir unos cuantos organismos y dejar de publicar la revista institucional de papel couché. ¿Porqué se le llama "ajuste" o una "racionalización del gasto" a lo que es un "recorte"?