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Un salto en el vacío

jueves 12 de julio de 2007, 11:28h

Muchos ciudadanos nos consideramos estafados al comprobar que, diez años después, la muerte de Miguel Ángel Blanco no ha servido para nada. Ni su muerte, ni el secuestro de José Antonio Ortega Lara, ni las casi mil víctimas, ni tantas familias rotas, nada… El espectáculo de desunión entre los dos grandes partidos y el silencio de los demás es una bofetada a la gente de bien. Es la misma sensación que se ha sentido en el debate del Estado de la nación y la que se percibe casi cada día. A pesar de que algunas cosas, como la detención de terroristas, funcionan y aportan una leve esperanza.

Al margen de esta buena noticia, lo que me parece más grave es que no haya ninguna reacción social, que no seamos capaces de decir basta ya. Por el contrario, la sensación es de vacío, como si todos y cada uno de nosotros sólo estuviéramos pensando en vivir el momento, en disfrutar lo que tenemos. Una sociedad que quiere el placer por encima de cualquier otra cosa y se convierte en autista, al menos respecto de todo lo que es un problema, no es una sociedad sana.

Victor Frankl, el pensador austriaco, hablaba del vacío existencial de la sociedad y de cómo tratamos de llenar el sinsentido de nuestra vida con cosas que producen una cierta satisfacción inmediata, pero que no conducen a ninguna meta. Según el último Eurobarómetro, los españoles somos los europeos más satisfechos con su vida (el 67 por ciento, ocho puntos por encima de la media europea) y, por si no es suficiente, el 43 por ciento cree que el año que viene le irá mucho mejor.

¿Qué motivos tenemos los españoles para ser los europeos más satisfechos? Como no parece que seamos los más inteligentes del universo ni los más ricos ni los más sabios, tal vez la razón esté en un autismo más o menos selectivo que nos hace no mirar a los problemas y pensar así que no existen. Por eso, al margen de esa imposible capacidad de consenso en los grandes temas, surgen otros asuntos puntuales que indican cómo funciona la sociedad. Por ejemplo, el líder del socialismo navarro se va de vacaciones en plena negociación para formar gobierno en Navarra. Se quita de en medio. Si él no está, no hay problema o tal vez alguien lo solucione sin coste para el partido. Otro ejemplo es la oferta a Bono, que éste acepta inmediatamente, para ser presidente del Congreso en la próxima legislatura obviando el pequeño detalle de que antes hay que ganar unas elecciones con mayoría suficiente como para poder proponer a alguien, y dejando por el camino el cadáver de Manuel Marín, un caballero de la política, al que ni siquiera le han informado sus compañeros de que le iban a apuñalar.  ¿Hacia dónde vamos? ¿Y a quién le importa?

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