El estratégico giro económico de Mariano Rajoy

El panorama de las próximas elecciones generales se abrió para el PP tras los resultados de los comicios autonómicos y locales del 27 de mayo. Pero las encuestas antes y después del Debate sobre el estado de la Nación volvieron a mostrar que a los "populares" todavía les falta un empujón.

Los dirigentes del PP, con Rajoy a la cabeza, parecen haber descifrado estos datos de la misma forma que muchos analistas: el terrorismo ya no es un asunto rentable, la sociedad está cansada y es necesario hablar de otro tema. Y la muestra ha sido clara: en el décimo aniversario del que posiblemente sea el asesinato más cruel de la banda ETA, a Rajoy se le ha oido hablar más de economía que de terrorismo.

Sus apariciones en medios económicos se han multiplicado estos días, no sólo por declaraciones, sino también con entrevistas, y todo a pesar de que, si hay un asunto en el que parece que el Gobierno tiene ganada la partida a la oposición, ese es el de la evolución económica.

El propio Rajoy, en el diario Negocio, asegura que el tema económico "es en el que menos se le puede criticar al Gobierno", pero no por sus buenos resultados, sino "porque no ha hecho nada". Y así, el presidente del principal partido de la oposición desgrana el que sería su programa económico si fuera elegido próximo jefe del Ejecutivo: rebajas fiscales y una clara apuesta por mejorar la productividad.

Y es que el líder del PP asegura que el Gobierno "no ha tomado una sola medida en materia económica en toda la legislatura", y atribuye a la inercia económica los buenos resultados de los últimos años.

En resumen, reformas de calado ante el que considera un modelo de crecimiento agotado. Palabras que ya hemos oido con anterioridad durante esta legislatura pero nunca con tanta frecuencia como ahora.

Pero este cambio en el discurso de Rajoy puede no deberse exclusivamente al hartazgo de la sociedad con el terrorismo. Las cada vez mayores distensiones internas del PP (que se acrecentarán a medida que se acerquen las elecciones y la necesidad de nombrar un número 2... y un número 3, 4, 5...) pueden haber propiciado también el cambio de rumbo de la oposición que parece advertirse en los últimos movimientos de su líder.

Sea como fuere, lo cierto es que parece que se abre el horizonte del debate político y que, por fin, el Congreso debatirá sobre algo más que terrorismo.