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Acariciar al tigre

Acariciar al tigre

viernes 13 de julio de 2007, 15:51h
Muchos son los reproches que pueden hacerse desde aquellos días, hace ya diez años, del secuestro y asesinato de  Miguel Ángel Blanco. Días a la vez fatídicos y luminosos que alumbraron la gran movilización social, aquella sublevación popular que acorraló, aquella vez sí, a ETA y a sus cómplices.

   Desde entonces han pasado muchas cosas y bastantes malas. Pasó primero lo del PNV, que asustado ante la oleada popular temió por su poder y cruzó las líneas buscando el abrazo del enemigo de todos y ofreciéndole el oxígeno que le faltaba. Fue el primero en romper la unidad. Pacto con ETA en Lizarra y pintó una línea de separación entre nacionalistas y no nacionalistas, en vez de aquella que parecía definitivamente trazada entre demócratas y terroristas. El tándem Arzallus-Eguibar perpetró la operación. Hoy la esperanza proviene del nuevo líder del partido que propone un claro retorno a la cordura. Gentes como Anasagasti, Urkullo, Erkoreca y parece que la mayoría de la militancia les apoya. Pero no todos y el congreso será trascendental. Arzallus, cuyo desvarío no ha dejado de crecer desde aquello, Egibar y el lehendakari Ibarretxe  se oponen ferozmente a ese retorno y quieren seguir "acariciando al tigre".

   Porque así definen hoy en el PNV aquel error y es el mismo que ahora señalan ha cometido Zapatero: acariciar al tigre. Al presidente y al PSOE ha venido a sucederle lo que al PNV en Lizarra. Y con las mismas consecuencias. Con ETA acorralada y muy débil inició un Proceso -que debió concluir al comprobar que ETA no tenía voluntad alguna ni de disolverse ni de abandonar las armas-  que se convirtió en tal obsesión que ni la bomba y los asesinados de la T-4 consiguieron arrancarle del sueño o mejor de la alucinación.

   Hoy Imaz ha comprendido que su  enemigo esencial es ETA y sus cómplices, que no valen caricias al tigre, que sólo sirve derrotarle porque sino es el tigre quien nos derrota a todos, quien nos coge bajo su garra de terror e impone la ley de su colmillo. Zapatero ha comenzado a decir lo mismo y esperemos que actúe en consecuencia.  El reconocimiento de su fracaso y de su error, aunque venga sin palabras y por la vía de los hechos, es el que puede marcar un camino que es necesario volver a transitar por todos.

   Porque ETA va a obligarnos a caminar unidos. O mejor dicho, será el propio pueblo, como sucedió en Ermua, el que obligará a sus políticos a recuperar la unidad. Porque las gentes saben que es imprescindible ante el terror, porque no cabe otra senda. Sea por la propia memoria hoy de Miguel Angel Blanco y con él la de todas las victimas, sea por nuestro propio recuerdo de la respuesta ciudadana, sea porque estamos todos  obligados a apostar por la esperanza.

    Y si eso no fuera suficiente, que debiera, será la propia ETA quien nos obligará  a otra Ermua, serán los propios asesinos quienes nos empujaran a unirnos, a otra rebelión popular que espero que sea esta vez definitiva contra el crimen, contra la opresión, contra su fascismo que pretende privarnos de los dos bienes más sagrados que el hombre tiene: su vida y su libertad.

   Se ha escenificado estos días en Ermua la herida profunda de la división, la sima de la desconfianza pero no nos va a quedar otro remedio que recuperar la unidad. ETA no nos va a dejar otra salida. Porque o  le plantamos cara todos juntos, les privamos de cualquier esperanza o serán ellos quienes nos derroten  y acaben con las nuestras. La policía está actuando con eficacia y ojalá consiga seguir deteniendo a los asesinos antes de cometer sus crímenes. Pero con triste certeza la sangre llegará y ante ella derramada no ha de quedarnos otro camino que volver a estar juntos y juntos plantarle cara al terror y arroparnos los unos a los otros frente al miedo.

    Pare empezar y en la memoria de aquel muchacho asesinado podíamos comenzar por concedernos a nosotros mismos la primera tregua en los reproches.

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