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TLC cogió a Colombia desprevenida

TLC cogió a Colombia desprevenida

Una de las consecuencias de la firma de un Tratado de Libre Comercio (TLC) es que inmediatamente se genera un estado de competencia entre las industrias. Por ello, es importante que los países tengan los elementos necesarios para poder hacer frente a esta situación y asumir los retos que la apertura comercial impone.
En este sentido, cuando Colombia inició con las negociaciones del TLC con Estados Unidos, paralelamente se creó una agenda interna, que contemplaba actividades encaminadas a la modernización de los sectores público y privado, con el fin de que éstos estuvieran preparados para competir y hacer frente al mercado estadounidense. El plan se puso en marcha, se promovió, se asignaron tareas a las regiones, e incluso se asignaron recursos. No obstante, cuando el Parlamento de Estados Unidos metió al acuerdo en el ‘congelador’, el Gobierno Nacional olvidó la agenda interna. No se volvió a hablar del tema, y en muchas regiones las acciones identificadas como prioritarias ni siquiera se incluyeron en los planes de desarrollo de los mandatarios locales elegidos en 2007. Jorge Alberto Velásquez, uno de los coordinadores de la agenda en Antioquia, señala que ese plan se archivó: "se hicieron estudios de impacto; se identificaron 15 renglones prioritarios para empezar a trabajar, relacionados…con nuevos productos, corredores viales, innovación, ciencia y tecnología, mejoras de la institucionalidad, y ahí se quedó todo". Así mismo, Hernando José Gómez, negociador del TLC y actualmente director de Planeación Nacional, reconoce que la demora de Estados Unidos en la aprobación del acuerdo, generó cansancio y los planes se pusieron en el congelador. Ahora, con la inesperada aprobación de un TLC que siempre se vio demasiado lejos, el país se encuentra ‘frío’ en cuanto a la adecuación que se necesita para ser realmente competitivo, y tendrá que ‘apretar el acelerador’ y ajustar las ‘tuercas flojas’, pues sólo cuenta con un periodo de ocho a doce meses, mientras el acuerdo está en fase de implementación. Y las necesidades, si realmente se quiere ‘sacarle el jugo’ al TLC y potencializar la economía colombiana, son básicamente cinco. Modernización de la aduana La primera de ellas tiene que ver con la modernización de la aduana; en este sentido, el ministro de Agricultura Juan Camilo Restrepo, manifestó que se debe montar una "supervisión de lujo en los puertos para que los contingentes negociados…no se vayan a duplicar". En la negociación del tratado, Colombia incluyó cupos para maíz, arroz y leche, y aunque la aduana ha mejorado, la verdad es que hay que prepararse mejor para que por laxitud en el manejo interno, esos cupos no vayan a ser mayores a los convenidos, pues de lo contrario el país podría estar sufriendo un descalabro como el que se presentó en México con el NAFTA (TLC con Estados Unidos y Canadá); a saber: debido a que el país latinoamericano no se encontraba preparado para certificar los contingentes del maíz, ni para cobrar el arancel negociado, se afectó la producción de maíz amarillo y se desató la 'guerra de la tortilla'. Es por ejemplos como el anterior, que Colombia tiene que alistarse para hacer efectivos los instrumentos de protección, en particular la salvaguardia agropecuaria en carne de bovino, avicultura, arroz y fríjol, contra desviaciones que se puedan generar en el comercio binacional. Garantía de normas fitosanitarias El segundo frente al que debe prestársele atención, es al fortalecimiento del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), y el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (INVIMA), que actualmente trabajan a media marcha, por la falta de modernización  de sus laboratorios, y su poca capacidad administrativa y técnica. El director de Planeación del INVIMA, afirma que la institución debe mejorar mucho más. "Necesitamos que funcione…porque es vital para todo lo relacionado con alimentos, sector farmacéutico y el tema de patentes", expresa. La importancia de estas dos instituciones radica en el hecho de que son las encargadas de evaluar y garantizar el cumplimiento de las normas fitosanitarias (indispensables para que se permitan las exportaciones), que serán solicitadas a los productos colombianos (del sector agropecuario) al ingresar a Estados Unidos. Si estos requerimientos no se cumplen, pueden convertirse en una barrera tal y como viene sucediendo con Canadá y Colombia, que pese a que el TLC entró en vigencia el pasado 15 de agosto y aunque el tema de la carne se negoción bien (teniendo desde ese día libre acceso a ese mercado), el país no ha podido exportar nada debido a que Canadá no ha reconocido el estatus de Colombia como país libre de aftosa con vacunación, mientras que Colombia sí se lo reconoció Canadá. De esta forma, en materia de carne, si se quiere llegar al mercado estadounidense, que es potencia mundial en ganadería, el ICA tiene que hacer cumplir las exigencias que impone ese mercado, como la modernización de las plantas de sacrificio, entre otras. Avances tecnológicos en el sector agrícola El tercer reto de Colombia tiene que ver con lo que podría denominarse ‘proyectar su agricultura’; es decir, el país tiene que elevar al máximo la potencia y la producción de las tierras.  Al respecto, Juan Lucas Restrepo, director de la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (CORPOICA), confiesa que cuando llegó a la entidad, el año pasado, se encontró con la sorpresa de que muchas investigaciones, como variedades de semillas, tecnologías y modelos de producción, entre otros, estaban guardados en los archivos. Ahora, la institución comenzó a desempolvarlos, a ponerlos al servicio del sector, y a firmar acuerdos con otras instituciones internacionales expertas en investigación rural Diversificación y fortalecimiento de los mercados Los críticos de los TLC suelen preguntarse para qué sirven los acuerdos comerciales si el país no tiene una amplia oferta exportadora. Y tienen razón: las ventas externas de Colombia se concentran en unos pocos productos, más del sector minero energético que de manufacturas. Pues bien, para sacarle partido al TLC hay que mejorar la gama de productos, y esta es una de las tareas más urgentes. Hace cuatro años se hizo un estudio sobre los 590 bienes que Colombia no le exporta a Estados Unidos, y de estos se identificaron cuáles podrían desarrollarse para aumentar la oferta exportadora. El estudio se quedó congelado, como el TLC. Ahora Proexport tiene un reto muy grande. Como dice el director de Planeación, "hay que pisar el acelerador en promoción focalizada", porque Estados Unidos es un mercado tan grande que puede absorber cualquier cantidad de productos. Adecuación de la infraestructura La infraestructura es quizá la tarea más atrasada que tiene el país. En materia de corredores viales y de ferrocarriles, no se ha avanzado un ápice y, por el contrario, se perdió un tiempo vital para haber adelantado una verdadera política en este sentido. Puertos importantes como el de Buenaventura, no cuentan con la capacidad ni con la adecuación suficientes, para soportar el volumen de productos que empezarán a moverse entre los dos países; así mismo, las carreteras que comunican el interior del país, y que son necesarias para la comercialización de los productos, no se encuentran en el mejor de los estados (situación que ha empeorado con la época invernal); es por ello, que ésta era y sigue siendo una prioridad en la agenda interna. Noticias relacionadas... TLC: ¿Ventaja o desventaja? ¿Qué pasará con la ATPDEA? Estados unidos le dio el sí al TLC con Colombia