Imaz contra Ibarretxe

No han pasado inadvertidas las opiniones expresadas por el presidente del PNV, Josu Jon Imaz, quien considera que la realización de una consulta ciudadana en Euskadi, "planteada como un escenario de acumulación de fuerzas para una confrontación política, es muy discutible y, desde luego, contraria a la posición del PNV". La afirmación se contiene en un artículo de Imaz publicado en varios diarios vascos, y contrasta precisamente con lo que apenas hace un mes había expresado el lehendakari Ibarretxe en el Parlamento Vasco, sobre su conocida determinación de llevar a cabo, incluso dentro de esta legislatura, una consulta a la ciudadanía sobre el futuro de Euskadi.

   Por el contrario, Imaz sostiene incluso que en las condiciones actuales, esta consulta sería "más grave", porque podría ser "el plan "b" al que se acoja una ETA, que declara un alto el fuego 'permanente', como los anteriores, esperando que la misma se lleve a cabo". Y se pregunta Imaz: "¿Qué pasaría el día después si no hubiera acuerdo político con el Estado?"."Visto lo visto en los últimos años, prosigue Imaz, no hace falta ser adivino para imaginar a ETA matando en nombre de la defensa de una presunta voluntad popular no atendida. La consecuencia de todo ello puede ser diabólica. No en nuestro nombre", concluye el presidente del PNV.

   No es la primera vez que en los últimos tiempos Imaz e Ibarrretxe sostienen tesis poco o nada coincidentes sobre el futuro de Euskadi: frente a la impaciencia del lehendakari, suele aparecer el pragmatismo y una mayor explicación y capacidad dialéctica del líder del partido.

   El argumento que ahora emplea Imaz consiste en que una eventual consulta "tiene un previo: el acuerdo", por lo que el referéndum debería ser la ratificación del mismo, y en las circunstancias actuales, esta condición de acuerdo previo e integración es el mínimo exigible. "Porque no podemos olvidarnos que, aunque no nos guste, ETA está ahí. Mirando lo que hacemos. En estos momentos en que la organización terrorista ha tomado la decisión de violentar la democracia en Euskadi, la prioridad es hacerle frente",  explica el presidente del PNV, quien sustenta la argumentación de su artículo en el "espíritu y la letra" del documento sobre la pacificación aprobado por el PNV en octubre de 2005, una declaración que defiende la necesidad de un acuerdo político entre vascos "para alcanzar mayorías en Euskadi superiores a las que obtuvo el Estatuto de Gernika"; un posterior pacto con el Estado para que este acuerdo superara la tramitación en Cortes "en su integridad", un paso al que "lógicamente sigue el referéndum de ratificación por la ciudadanía vasca".

   De esta forma, según recuerda Imaz en su artículo, se cumplirían tres principios: el respeto a la voluntad democrática de los vascos, el respeto a la pluralidad política de la sociedad vasca y el principio de legalidad en base al marco jurídico vigente. De este modo, la consulta, sería el resultado de un proceso, y de ningún modo un arma arrojadiza, ni una excusa de los partidos para delegar en la sociedad la obligación que tienen de trabajar y lograr un acuerdo.

   Todavía este mismo domingo, Javier Madrazo, consejero de Vivienda y Asuntos Sociales del Gobierno vasco, aseguraba que el lehendakari Ibarretxe se propone celebrar antes de 2009 una consulta o referéndum sobre el 'derecho a decidir' de los ciudadanos vascos como parte de "un compromiso del Gobierno vasco que se llevará adelante en esta legislatura", que finaliza dentro de dos años. Madrazo sostiene que las consultas son necesarias y positivas en una sociedad avanzada con una cultura democrática", al tiempo que añade que hay que definir que tipo de referéndum llevar a cabo, señalando que Ibarretxe deberá explicar en el debate de Política General de septiembre cuál es la 'hoja de ruta' de la segunda parte de la legislatura y cómo será la consulta que prometió. En todo caso, Madrazo sostiene que "ésta tiene que ser la legislatura de la consulta y no la legislatura de ningún plan concreto, sino que debe girar sobre dos elementos inconcretos", que son "un compromiso cívico por la paz y un compromiso político sobre el derecho a decidir".

   En cambio, en el artículo de Imaz hay otra potente reflexión: El dirigente nacionalista reconoce que "ETA va a marcar la agenda. Nos guste o no." y sostiene que "en estos momentos en que la organización terrorista ha tomado la decisión de violentar la democracia en Euskadi, la prioridad es hacerle frente". Y la primera medida en este propósito, defiende Imaz, "no debe ser otra que la eficacia policial", ya que en las circunstancias actuales, "sólo la acción policial y la deslegitimación social y política de su entorno son los caminos que nos permiten trabajar por la paz y la libertad en Euskadi". "Ojalá lleguen otros tiempos. Pero, mientras tanto, reconozcamos que sólo su debilitamiento operativo, social y político llevará a ETA a la reflexión necesaria para que opte por cerrar definitivamente su persiana. Lo demás es voluntarismo", asegura el líder nacionalista. Imaz insiste en que solamente "si ETA mostrase una voluntad inequívoca de querer poner fin a la violencia, lo cual desgraciadamente no es el caso, el recurso al final dialogado recuperaría su sentido".