La propuesta del gobierno

EL Gobierno ecuatoriano ha presentado al Consejo de Universidades, CONESUP, encargado de preparar un proyecto constitucional que sirva de base de discusión a la futura Asamblea Constituyente, una suerte de discurso sobre lo que considera debe contener o disponer la futura Constitución. Es un discurso y no un proyecto de Constitución redactado por artículos específicos. La propuesta gubernamental, me temo, nos conduciría a un Estado aún más caótico de éste en que vivimos. 

Manifiesta que no propone un Estado federal “sino todo lo contrario”, unitario, si bien descentralizado y desconcentrado. Simultáneamente a proponer una concentración de poderes en el Ejecutivo en ciertos órdenes, como la designación total del los autoridades del Banco Central, su Gerente General y su Directorio; del Procurador General del Estado, plantea una división territorial por regiones autonómicas de elección popular con potestades legislativas. Mientras se apoya la fragmentación territorial con la creación de nuevas provincias, se quiere agrupar las antiguas provincias en regiones, en un ensayo que por ser tal no sabemos si funcionará o no, si las poblaciones las aceptarán o no.

La actual división territorial ecuatoriana es producto de una larga evolución que arranca desde la Colonia. Es producto de la necesidad y no de la imaginación   Me alegró, inicialmente, que el Gobierno propusiera un Congreso bicameral, como informó la Prensa, sintéticamente, pero esa alegría me duró poco al leer que la Cámara Alta tendría atribuciones nacionales y, la Baja, provinciales y regionales. El Congreso es un todo; puede conceder a la Alta la facultad revisora, ciertas atribuciones de orden internacional, como la aprobación de Tratados, o la destitución, condena, de los altos funcionarios públicos, acusados por una mayoría en la Cámara Baja, pero las dos Cámaras tienen el carácter de nacionales y pueden tratar lo general del País y lo regional y provincial, como partes de la Nación, del Estado.    

El Gobierno debería concretar su discurso en un proyecto específico de Constitución. Así, lo podríamos analizar con más precisión.