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Off the record - 18 julio 2007

Off the record - 18 julio 2007

miércoles 18 de julio de 2007, 07:39h

POLÍTICA Y NEGOCIOS: ¿QUIÉN CORROMPE A QUIÉN?

Con excepciones, como en todas partes, pero escasas, los empresarios, financieros y directivos españoles tienen buena imagen en los mercados globales. No sucede lo mismo con nuestros políticos.

La primera crítica que nos llega del exterior es siempre la misma: el intervencionismo político sobre la actividad empresarial, lo que es, para ser claros, hablar de “colusión de política y negocios”, en frase repetida y famosa del ex ministro de Justicia López Aguilar, quien, por las razones que fueran, no tuvo ocasión de traducir sus convicciones en hechos.

Cada vez que emerge un nuevo caso de corrupción –son muchos los que se acercan a la superficie y pueden hacerse visibles en meses o incluso semanas– hay una tendencia frívola a mirar, por ejemplo, hacia los constructores. “Claro que no somos angelitos –me dice uno muy importante– pero tenemos que luchar por nuestras empresas, nuestros accionistas y nuestros trabajadores en condiciones que no hemos elegido, sino que nos vienen impuestas”.

Cuando unos alcaldes, o unos consejeros autonómicos, y sus conseguidores –no es cosa de analizar las profesiones predominantes en este singular gremio–, cierran fructífero trato inmobiliario o de obra pública, los constructores ganan dinero, por supuesto, pero están haciendo empresa, creando negocio, generando empleo y contribuyendo a la economía nacional.

Los políticos y conseguidores de turno también ganan dinero, pero ¿a qué otra cosa que no sean sus propios y abultados bolsillos están contribuyendo?

 

2007, “TANGENTÓPOLIS” A LA ESPAÑOLA

Comenta en Londres un relevante editor internacional, muy interesado por la actividad política y todo lo que la rodea, que “por los datos que se van conociendo, España ha sacado ventaja a Italia en el triste ranking de la imagen de corrupción pública”.

Añade uno de sus interlocutores, distinguido jurista español, que no precisamente por temas como la operación Malaya, sino todo lo contrario, por las crecientes dificultades que los jueces y fiscales independientes encuentran para investigar a fondo los “delitos de cuello blanco” en cuanto topan con estamentos privilegiados, esto es, políticos, funcionarios y similares.

Hasta que tiran la toalla como el juez Torres, bajo el imperio formalista de los plazos y prórrogas. Y quizá también un poco harto de ver a “famosos” implicados chuleando y amenazando, no pocas veces en la calle y sin reducir un ápice la ostentación de lujos.  

Algunos jueces y fiscales empiezan a sospechar que la Tangentópolis española parte con ventaja sobre la experiencia, los métodos y el decantamiento de los errores de la italiana.

 

PLAZOS, PRÓRROGAS Y WHO’S WHO

Ahora la fiscalía decide profundizar la investigación en torno a las actividades de “El Pocero”. Y el mismo mecanismo de plazos y prórrogas que ha podido en Marbella con el juez Torres, se ha puesto en marcha. Tiempo al tiempo. No es tanto “el caso de Francisco Hernando, conocido como El Pocero”, como otro caso más de políticos que generan, permiten y se aprovechan. Y no sólo políticos segundones, precisamente.

Por cierto, la obra de abastecimiento de agua de la famosa mega ciudad de Seseña se ha adjudicado a la empresa Hispánica. La cuestión no es el nombre de la empresa, sino el who’s who. Como sería muy expresivo para la opinión pública el who’s who de cierto número de nuevas empresas de construcción, obra pública y sus entornos.

Así que, en estas circunstancias, el que un subdelegado del Gobierno, nada menos que en Barcelona, sea detenido por vinculaciones con la mafia rusa, es un suceso que tiene categoría en sí mismo, pero que no pasa de anécdota o “secreto a voces” en el contexto de la situación que vive España en ese espacio de colusión de política y negocios.

 

¿QUIÉN ENCUBRE QUÉ?

No se puede hacer lo que se ha hecho con la respetabilidad de la CNMV y de tantas otras cosas desde la Oficina Económica de La Moncloa y luego esperar que no salgan agujeros por todas partes. Como se vivió en Italia, la corrupción se derrama en cascada y acaba por anegarlo todo.

Lo significativo del suceso de Eduard Planells no es que utilizase su cargo político para regularizar mafiosos, sino que hace dos años que había pasado de rumor de pasillos a investigación en firme. ¿Cómo pudo seguir en el cargo hasta un mes antes de su detención? ¿Y cómo, notoriamente investigado por las fuerzas policiales y los servicios de inteligencia, pudo encontrar tan instantáneo reacomodo profesional nada menos que en un organismo regulador, la CMT?

Planells es ahora jefe de administración de la CMT, ese organismo independiente que considera que la Unión Europea se ha pasado al defender a los consumidores españoles, que debieran estar contentísimos de los servicios de banda ancha que se les ofrecen, aunque sean, pelillos a la mar, los más caros de la Unión Europea.

 

NOS QUEJAMOS POR VICIO

Eso sí, el presidente de la CMT, Reinaldo Rodríguez, nos ilustra: es que los consumidores somos muy torpes y no nos damos cuenta que la banda ancha es un término muy genérico y “no es lo mismo a un mega, que a tres, a veinticinco o a cien”.

Claro, pasa lo mismo con los ciudadanos que con los consumidores. Aquí venga a quejarnos de las mafias y de sus facilidades de acceso a España, y no nos damos cuenta que la mafia es un término muy genérico, y que no es lo mismo un mafioso rumano que otro ruso, o incluso inglés como John Palmer.

¿Qué sería del éxito económico de algunas playas de Levante, de algunas costas y de algunas dunas, sin la experiencia y el eficaz hacer de tan distinguidos inmigrantes de alto standing? Nuestra particular tangentópolis tiene visos de extenderse, como la italiana de entonces, por todo el espectro político.  

 

ESPAÑA, MARGINAL EN EADS - AIRBUS

En Toulouse, todo sucedió según lo previsto. Es bastante superficial la polémica sobre si ganó más Merkel o perdió algo Sarkozy en la reestructuración del consorcio aeroespacial EADS. La potente Alemania de Merkel y la Francia en trance de recuperación de Sarkozy se han repartido el pastel, con los cariños y tensiones de cualquier reparto.

La evidencia más transparente es que los intereses españoles no pintan nada en el asunto, lo que ciertamente no es una buena noticia. No es culpa de nuestro sector industrial aeronáutico, competente, moderno en la tecnología y dotado de excelente ingeniería. No es tampoco falta de peso de nuestra economía, la octava o novena del mundo según cómo se hagan los cálculos.

Dice un español, socialista e importante en Bruselas que “es un problema de falta de fuerza política y de amigos potentes. Es la ausencia de influencia política en el ámbito internacional y más nítidamente en la Unión Europea”. Pero esto no fue siempre así. Después de la transición, y especialmente a partir de 1985, España cobró peso político en Europa y en los mercados globales, tanto con el socialista González como con el conservador Aznar. Fue un buen trabajo político, empresarial y diplomático.

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