Off the record

ENDESA: IMAGEN PARA ESPAÑA, PODER PARA ITALIA

Es innegable el control del gobierno italiano sobre ENEL, de hecho una empresa pública. No le gusta al gobierno español la mala imagen que proyecta el que ENDESA, una empresa importante y de un sector tan estratégico como la energía, pase a estar controlada por un gobierno europeo, pero al fin y al cabo extranacional.

Quizá por ello, algunos afirman que no es espontánea la decisión de José Manuel Entrecanales, el presidente de Acciona, de asumir la presidencia de ENDESA después de la OPA. Contra lo que se ha publicado, por parte de la italiana no hay obstáculos a esa operación, ya que el poder de hecho residiría en el consejero delegado nombrado por ENEL.

Las fuentes aseguran que ha sido La Moncloa la que ha instigado esa operación de imagen, consistente en que sea un español quien presida la energética, una vez tomado el control por ENEL-Acciona.

HACIA UNA FUSIÓN SUPRATERRITORIAL

Pero el gran tema ya no es ENDESA, ni las constructoras, ni los tipos de interés, aunque todo influye. El gran tema del momento en España son las Cajas. Los movimientos que venimos contando se aceleran.

Los procesos de concentración irán revestidos de operaciones emblemáticas. Decíamos estos días de la identificación de estos procesos con el modelo de poder político autonómico. Y es cierto.

Pero la gran sorpresa pueda saltar en cualquier momento a través de una espectacular operación que sobrevolaría el mapa autonómico, o le daría otro diseño político, que también puede ser. Las conversaciones están muy avanzadas, tanto en el ámbito financiero como el espacio político correspondiente.

GONZÁLEZ SIGUE EN EL OJO DEL HURACÁN

Los rumores por los cenáculos madrileños son otros. Aseguran que la peculiar y famosa Oficina Económica de La Moncloa ha vuelto a poner los ojos en el BBVA. Se trata de no dejar piedra sobre piedra de los considerados “amigos de Rodrigo Rato”, como Manuel Pizarro y Francisco González.

De los dirigentes empresariales provinentes de las privatizaciones, La Moncloa sólo hace excepción con Alierta, y tampoco con grandes entusiasmos, sobre todo en los últimos tiempos.

Y es que la simple mención del nombre de Rato produce escalofríos en el entorno de Rodríguez Zapatero. La proximidad, mucho más. Cuando Rato anunció su anticipado abandono de la dirección del FMI, el Gobierno hizo y filtró todo lo que pudo para presentar esa decisión personal casi como una “deslealtad” a España.