Una serie indeseable de incidentes, originados por la falta de inversiones o por la desatención a determinados servicios públicos, están haciendo de Cataluña y de los catalanes un pueblo, o una nación, según determina el futuro Estatut, cabreado, harto, profundamente indignado.
Cuando no es un tren de cercanías que se queda varado durante un tiempo insoportable en un túnel, es un atasco de dimensiones históricas en una autopista de acceso a Barcelona, o un maldito retraso en el aeropuerto de El Prat, o el gran apagón que deja sin luz a miles de barceloneses durante varios días sin que nadie se responsabilice ni pida disculpas por la grave avería. Todas han sido desgracias penosas e incidentes inadmisibles ocurridos en los últimos tiempos, pero que se añaden a otros cuantos demostrativos de la ineficacia, la inoperancia, el mal funcionamiento de esos servicios, pero también de los responsables de ese generalizado caos que se viene produciendo en Cataluña.
Siempre existe la tentación de culpabilizar al último responsable: El gobierno central de Zapatero no dedica suficientes inversiones a Cataluña, proclama. El propio conseller de Economía, Antoni Castell, proclama que "zapatero debe tomar buena nota del desencanto catalán". Otro político 'del lugar', Durán i Lleida, asegura que en Cataluña no se ha invertido desde el pacto de PP y CiU. Dice otra información de este día que Cataluña se subleva contra la ministra de Fomento tras el último colapso ferroviario. ¿La culpa es de Zapatero, de Magdalena Alvarez? ¿Y por qué no buscar más cerca, y reclamar a Durán, a Castells, a los actuales responsables de las infraestructuras ferroviarias regionales, a los consellers de Pujol y de Maragall que durante años y décadas han visto deteriorarse esas infraestructuras y esos servicios y no han empleado los suficientes medios para tenerlas en buena disposición? ¿Ha faltado el dinero 'de Madrid', o ese dinero se ha empleado mal, acaso para cubrir ese tres por ciento inconfesable de financiación irregular de los partidos políticos catalanes, y otras derivaciones 'non sanctas'? Porque al resto de España le consta que a Cataluña han ido dineros abundantes, posiblemente más que a ninguna otra comunidad. ¿Cómo se has gastado, qué controles han tenido?
Hay enfado, cabreo profundo, grandes dosis de hartazgo en Cataluña. Pero por una vez sería conveniente que se mirara a los responsables más cercanos, donde acaso estén la mayor parte de las responsabilidades. Es muy cómodo recurrir a Zapatero y al gobierno central: "Ve usted, necesitamos más dinero porque nada funciona como debiera, ni los trenes de cercanías, ni el AVE, ni el aeropuerto de El Prat, ni las autopistas de pago...".
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