España se compromete a preservar las islas Galápagos

Fernández de la Vega explicitó ese compromiso en el acto que presidió en las Galápagos y en el que se presentaron las iniciativas que está llevando a cabo la cooperación española en el archipiélago.

Antes de recorrer algunas de sus islas, la vicepresidenta recordó que el interés de España por las Galápagos se remonta a 1790, cuando Alejandro Malaspina llegó a ellas en un periplo de carácter científico.

"Hoy España sigue vinculada a estas islas mediante un ambicioso programa de protección de medio ambiente y desarrollo humano", dijo la vicepresidenta en alusión a la iniciativa "Araucaria XXI" que está desplegando la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI).

Este programa, dijo, es un ejemplo de la política española en favor de la protección del medio ambiente en todo el mundo, a la que España, en los dos últimos años, ha pasado de dedicar 47 a 67 millones de euros.

"Las Galápagos, por su enorme importancia biológica, son un auténtico bien global cuya preservación debe ser una responsabilidad compartida", añadió Fernández de la Vega.

Fue entonces cuando elogió la política medioambiental del Gobierno ecuatoriano y en concreto la apuesta "novedosa y vanguardista" en la zona de Yasuní, en el oeste de Ecuador, donde explicó que se trata de sustituir la explotación de recursos petrolíferos por la preservación de sus espacios verdes.

Para demostrar el compromiso de España con iniciativas de este tipo, anunció que su gobierno destinará 4 millones de dólares para financiar el coste inicial de ese proyecto.

En el acto intervino también la subsecretaria de Medio Ambiente de Ecuador, Cecilia Mantilla, quien agradeció la colaboración española.

La vicepresidenta del Gobierno español cuenta desde ahora con una "ahijada" en Ecuador por la que interesarse y conocer su evolución: una tortuga de las Islas Galápagos a la que bautizó con el nombre de "Fausto".

Su visita al centro de reproducción y cría de tortugas de la isla de Santa Cruz fue la que sirvió para que "Fausto" saliera del anonimato y pasase a tener nombre cuando, hasta ahora, sólo era conocida por un número dibujado en su pequeño caparazón, el 32.

Tras recorrer las dependencias de este centro, sus responsables le mostraron el animal en cuestión, y le hicieron entrega del correspondiente certificado de amadrinamiento y de una medalla por la que, a partir de ahora, la vicepresidenta española será "guardaparques de honor" de las Galápagos.

"¿Y ahora voy a tener que vivir cien años más para cuidar de esta tortuga?", se preguntó entre bromas la vicepresidenta.