Las vacaciones son sagradas

Están pasando cosas. Pese al letargo y la abulia de Agosto, poco dado a generar noticias con enjundia, están pasando cosas importantes. Barcelona parece tocada por la varita de un hada con mal fario y un día se sume en las tinieblas , otro se colapsan los trenes de cercanías, otro el aeropuerto del Prat, otro las carreteras...

La Ministra de Fomento se asoma a la Ciudad Condal, dice un par de naderías y pide paciencia. ¿Y la oposición?. La oposición calla; se mantiene también aletargada y abúlica bajo una sombrilla en cualquier playa. Está de vacaciones.

Cuando se acercan las próximas elecciones legislativas, en el momento en que la estructura electoral del PP debería estar engrasada y atenta, presta a hacer oposición real, a ofrecer alternativas, solo nos ofrece las reiteradas descalificaciones globales de Soraya Sainz de Santamaría, y algún leve comentario, como dicho a través del quicio de la puerta,  de un Acebes más reiterativo aún que Soraya.

Canarias ha sufrido uno de los peores incendios de su historia. Aquí las cosas, por parte de todos, parecen haberse hecho lo suficientemente bien, lo mejor posible. ¿Es por eso por lo que el PP ha callado? ¿Tiene que ver con el hecho de que en esta Autonomía apoyan al Gobierno nacionalista? ¿Qué ha sido de la crítica feroz con que se despacharon ante los incendios de Guadalajara? Silencio, la oposición sigue de vacaciones.

¿Y Navarra?  ¿No era tema suficiente Navarra como para que el PP hubiera sacado a sus primeras espadas a opinar, a decir algo, cualquier cosa? Pues no, ni siquiera se dignan acudir a las sesiones de investidura de Miguel Sanz.

 A estas alturas de la película no basta con lanzar a la palestra a figuras de segunda línea. Ni siquiera la casi siempre eficaz Soraya  Sáenz de Santamaría es suficiente para llenar el vacío manifiesto en el que está sumido el Partido Popular. Es Rajoy, Mariano Rajoy, el candidato Rajoy, quien debería estar al pié del cañón; pero no.

Siempre se ha dicho que el Presidente del PP era un hombre apático, muy dado a la retranca pero muy poco a la brega. Así lo dibuja Peridis, permanentemente arrellanado en esa especie de sofá que le ofrece Aznar con su cuerpo; como sesteando. Este verano, agotado ya el tema de ETA, el único que parecía "ponerle", solo ha hecho algún comentario sobre  el mercante don Pedro hundido en  Ibiza, tratando de equipararlo al Prestige. Hasta se presentó en una de las playas supuestamente contaminadas, pero como no había chapapote junto al que fotografiarse, pues ..."fuese y no hubo nada". Y poco más.

Es que estamos de vacaciones y las vacaciones son sagradas.