El rescatista de la ONG K-9, Pedro Frutos, denunció este martes desde Argentina que las autoridades peruanas no están distribuyendo correctamente la ayuda internacional que ha llegado tras el terremoto que asoló Pisco. Además, aseguró que la cifra de muertos superaría la estimada de 540 porque aún "hay sitios donde no ha llegado nadie". Dijo que el trabajo es prohibido por el Estado en algunas zonas.
"A Perú llegó mucha ayuda de Japón, los países de Europa y Latinoamérica, pero las autoridades peruanas no la están distribuyendo a los afectados, solo reparten algo en el centro de (la ciudad de) Pisco y la almacenan en aeropuertos militares", reveló Pedro Frutos desde la provincia argentina de Mendoza, donde él y sus colegas esperaban abordar un avión que los lleve de regreso a España.
Frutos tuvo que abandonar Pisco por razones de seguridad, luego de cuatro días de actividad, junto a los españoles José García, María Márques y Pablo Martínez, y el portugués Paulo Leite.
"La cantidad de ayuda que nosotros colaboramos en descargar de los aviones no la vimos repartida entre la gente. Queremos saber dónde va esa comida y quién la distribuye", declaró a la prensa.
Reveló que "la gente en Pisco -una de las zonas más afectadas por el sismo- se pelea por media botella de agua, no tiene comida, ni mantas, hace un frío terrible y arrecia la inseguridad".
El rescatista dijo que se había reunido con el presidente Alan García luego de escapar de un tiroteo mientras buscaba cadáveres entre los escombros.
"Cuando llegamos al campamento le preguntamos al primer mandatario peruano si habría seguridad para continuar con nuestro trabajo, y todo lo que obtuvimos como respuesta fue: 'quien tenga miedo que se marche de Perú'", relató.
¿SE OCULTA CIFRA REAL?
De acuerdo con el brigadista, los muertos por el terremoto del miércoles son más que los 540 que contabilizó oficialmente el gobierno de Lima. "Esa información es liviana. Hay sitios donde todavía no ha llegado nadie. No sé si el gobierno tiene temor de que descubramos algo, pero veda el trabajo en varias zonas", declaró.
Los socorristas se mostraron conmovidos por la actitud del pueblo peruano: "Nos recibieron muy bien. Hubo un policía que nos pidió con lágrimas que no partiéramos. La situación no es la mejor ahí. No hay agua y nos daba vergüenza dar agua a los perros delante de la gente", admitió.
El grupo había llegado a Pisco con cinco perros, tres para rastrear personas vivas entre los escombros y dos para detectar cadáveres, y en medio de su trabajo denunciaron que las autoridades peruanas no les brindaron la protección adecuada para cumplir su labor y que incluso fueron tiroteados por un grupo de desconocidos durante los rescates.
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