Morales, acusado de violar las reglas de votación en la Asamblea Constituyente, recibió desde el respaldo incondicional de su amigo venezolano Hugo Chávez hasta alabanzas del mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula Da Silva, quien sin embargo se declaró neutral frente a la crisis boliviana.
El presidente paraguayo, Nicanor Duarte, habló hoy del "salto al vacío" que ha dado Morales para atender antiguas reclamaciones sociales.
Duarte fue el único jefe de Estado que advirtió en la reunión oficial de que "los pueblos" sudamericanos convocados a la Cumbre Social "tienen sentimientos diferentes" a los de los gobernantes.
"Lo que debemos entender es que el principio de la representatividad es débil", apuntó Duarte en su discurso.
Chávez reiteró sus elogios y el apoyo al presidente boliviano, que a su juicio soporta una situación similar a la vivida en Venezuela en 2001 y 2002, cuando fue víctima de un golpe de Estado.
El presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, escuchó hoy de boca del gobernador de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, las quejas de la oposición boliviana sobre el riesgo de confrontación violenta en el país por las políticas de Morales en la Asamblea Constituyente.
Reyes Villa, uno de los seis gobernadores electos que han roto relaciones con el jefe del Estado, dijo que habló a Vázquez de "la crisis que está viviendo" Bolivia, por la decisión del oficialismo de imponer su proyecto de nueva Constitución sin tener en cuenta a la oposición.
"No podemos ocultar el sol con un dedo, sobre todo a la prensa internacional. El país vive un momento muy crítico para la democracia y puede llegar a una confrontación social", apuntó después de la reunión con Vázquez.
El gobernador señaló que Vázquez le manifestó que Uruguay tiene una "democracia tradicional" y que, dentro de la no injerencia en asuntos de otros países, espera que Bolivia encuentre una solución a su crisis en próximas semanas.
El conflicto de la Asamblea Constituyente tuvo su último capítulo crítico anoche, cuando el gobernador del departamento de Santa Cruz, Rubén Costas, envió a Morales un "último mensaje" en pro de un acuerdo.
Partidos opositores, dirigentes cívicos y los gobernadores de seis de los nueve departamentos bolivianos reclaman que la Asamblea apruebe los artículos de la nueva Carta Magna por dos tercios de los votos, como indican las leyes y la actual Constitución, en lugar de la mayoría absoluta que quiere imponer el partido de Morales.
El gobernador de Cochabamba esperaba reunirse con Lula Da Silva, pero el canciller brasileño, Celso Amorim, lo descartó.
Amorim dijo que Brasil también descarta la creación de un "grupo de amigos" para ayudar a distender la crisis boliviana, por considerar que esta situación no es comparable con la que tenía Venezuela en 2002, cuando se formó un grupo similar.
Sostuvo que "hay una Constituyente, y el diálogo tiene que ser esencialmente entre bolivianos".
"En todo lo que se pueda ayudar o contribuir para el diálogo, Brasil siempre está dispuesto, pero de una manera transparente y tan sólo si el propio Gobierno (boliviano) lo considera así", agregó el diplomático brasileño.
Al clausurar la cumbre, bromeando sobre la principal causa de la crisis, Morales dijo que acudieron ocho de los doce mandatarios invitados, "los dos tercios".
Poco antes, Chávez rechazó una nueva petición de Morales para que Venezuela regrese a la Comunidad Andina y vaticinó el fin del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), bloque que puso en marcha el proceso para el ingreso del país caribeño como quinto socio pleno.
Cuando Morales iba dando por aprobados puntos de la Declaración de Cochabamba, el venezolano lo interrumpió con la excusa de que se trataba de asuntos que no habían sido discutidos por los mandatarios, sino por los cancilleres, con lo que se prolongó la sesión.
Si (
No(
