El Gobierno determinó ayer consolidar la producción de 20.000 hectáreas de coca en las regiones de los Yungas y el trópico de Cochabamba —8.000 más de las que contempla la Ley 1.008— y reducir en un 7 por ciento el potencial de cocaína que produce Bolivia a escala mundial.
Esta información fue proporcionada por el vicecanciller Hugo Fernández, en el marco de la inauguración de la inédita reunión entre el presidente Evo Morales, su equipo de colaboradores con los jefes de las delegaciones diplomáticas en el mundo, donde se presentaron los nuevos “Lineamientos de la Política Exterior Boliviana” que marcarán las relaciones internacionales del país.
“En nuestra política no hay coca cero, ni libre cultivo de coca. Conscientes de que una parte la producción de la hoja de coca va a la fabricación de estupefacientes y que actualmente la producción excedentaria en Bolivia puede contribuir potencialmente con el nueve por ciento de la cocaína en el mundo, el Gobierno junto a las organizaciones cocaleras ejecuta una racionalización”, dijo la autoridad diplomática.
En ese marco, el plan del gobierno consiste en estabilizar en, una primera fase, la producción de coca en 20.000 hectáreas, Retirar el equivalente al potencial de 4.000 hectáreas a través de la interdicción, industrializar la producción de otras 4.000 hectáreas, reduciendo de esa manera de 9 al 2 por ciento la participación potencial en el ámbito mundial en la fabricación de cocaína y la revalorización de la hoja de coca.
De acuerdo con Fernández, la coca forma parte esencial de la vida de los pueblos originarios andinos por sus usos nutricionales, tradicionales, religiosos y rituales, enraizados en su cultura y cosmovisión. Sin embargo, esta hoja fue incorporada equivocadamente en la lista uno de la Convención Única de Naciones Unidas sobre estupefacientes de 1961, como si en su estado natural fuera una droga.