Fraga y la sucesión en el PP

  Resulta inevitable hablar de sucesión en toda organización personalista cuando el patriarca no goza de buena salud. Ocurre que en el PP todo el mundo da por amortizado a Mariano Rajoy, incluso los que niegan esta circunstancia; lo hacen porque su suerte esta vinculada a la del presidente del PP. Eduardo Zaplana o Ángel Acebes no van a sobrevivir cinco minutos a la desaparición de Rajoy y de ahí su encono en defenderle.

   Manuel Fraga no se muerde nunca la lengua y ha ejercido siempre con descaro el poder que ha tenido en todos los momentos de su vida política. Ahora, que no le queda más que el poder de la palabra, ha dicho que Mariano Rajoy tiene que buscar sucesor y ha señalado a Alberto Ruiz Gallardón. Siempre pensó que el alcalde de Madrid era el político adecuado para dirigir el PP y si no lo ungió en lugar de a José María Aznar fue por las circunstancias políticas del aquel momento y porque Gallardón no tenía todavía trayectoria política.

   Mal se le están poniendo las cosas a Rajoy. Está paralizado, sin capacidad de reaccionar y asistiendo a su entierro civil desde todos los costados de la vida política española. A menos de un año de la selecciones generales, las encuestas lo entierran y los observadores políticos le dan por cancelado. Pero en política es muy difícil que uno mismo se retire aunque esté garantizado que lo vayan a hacer los ciudadanos.

   No queda mucho tiempo para formulas de recambio y todos los que tienen capacidad de análisis en España empiezan a considerar inevitable el trámite de que el PP pierda las elecciones y se produzca la catarsis de elección de un nuevo líder. Habrá que esperar a que el tiempo haga su trabajo.