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Dos visiones

Dos visiones

jueves 06 de septiembre de 2007, 06:03h
Cuando aún no se cumple un año y medio de los cuatro para los que fue elegida como primera Presidenta de Chile, la doctora Michelle Bachelet apareció esta semana  en el lugar 27 del ranking anual de las 100 personalidades femeninas más destacadas a nivel mundial que elabora la revista norteamericana “Forbes”, apenas dos lugares más atrás que la candidata presidencial norteamericana Hillary Clinton.

Justificando la inclusión de la única figura latinoamericana en la nómina de las “mujeres más poderosas” del mundo, la publicación señala que no obstante las muy publicitadas protestas estudiantiles, la caótica puesta en marcha del nuevo servicio de transporte público en Santiago y la reciente movilización sindical contra la desigualdad económica, para ella éste ha sido “un buen año”.

Tal juicio lo fundamenta en que  Chile muestra uno de los mejores desempeños económicos de América Latina (mantiene un superávit fiscal de US$ 20.000 millones),  logró reducir la tasa de pobreza en un 13% y el desempleo al 7% gracias a una fuerte creación de empleos asalariados especialmente femeninos, implementó las reformas en salud y educación e impulsa una revolución previsional, que entre muchos beneficios, otorgará a partir del próximo año una Pensión Básica Solidaria (PBS) de unos 150 dólares mensuales a cerca de un millón de mujeres y hombres mayores de 65 años que nunca cotizaron.

La alta valoración internacional de la Presidenta Bachelet – ratificada estos días en su visita a Japón para poner en marcha el primer tratado de libre comercio nipón con una nación sudamericana y su participación en la cumbre de la APEC en Sydney, Australia, contrasta notoriamente con las crecientes críticas internas a su gobierno, que se reflejan en una caída sostenida del apoyo popular en las encuestas, después de haber ganado la segunda vuelta con más del 53% de las preferencias y acrecentar su respaldo ciudadano en varios puntos en el primer semestre de gestión (marzo  a septiembre del 2006).

La última encuesta del influyente Centro de Estudios Públicos detectó en julio pasado una disminución de once puntos respecto  al apoyo del 52% registrado en diciembre del 2006, con el agravante  que esta vez la desaprobación igualó en un 41% a quienes respaldaron al gobierno.

Según   el más reciente sondeo mensual correspondiente a agosto, dado a conocer el lunes recién pasado por la empresa Adimark, la aprobación ciudadana al gobierno llegaba sólo al 39.1%, mientras la desaprobación subía al 42,7%. Sin embargo, una vez más el desencanto popular no era capitalizado por la oposición, ya que sólo un 16,7% se identificó con la Alianza de derecha, mientras un 21,3% simpatizaba con la Concertación.

El nuevo descenso del apoyo a Bachelet, es atribuido por la encuestadora al  “efecto Transantiago” que en julio parecía contenido pero en agosto ha  golpeado otra vez al gobierno, lo que se deduce de la mayor caída de su popularidad en la capital. Su director, Roberto Méndez, opina que “el signo de estos primeros 18 meses es una intranquilidad social manifiesta” que explica en tres factores: 1.- Por las expectativas de participación social que creó la Presidenta al prometer un gobierno ciudadano; 2.- Por el estilo político no autoritario, más permisivo de Bachelet, muy opuesto a los de Frei y Lagos; 3.- Por la percepción de la abundancia económica, que despierta apetitos en muchos sectores.

Marta Lagos, directora de la encuestadora MORI, coincide con  esta última explicación al advertir que  “hay una percepción de prosperidad y la gente siente que llegó el momento de pedir su pedacito de la torta”, pero cree que “el aumento evidente de las manifestaciones sociales no tiene que ver con el estilo ciudadano del gobierno actual”, pues  habrían ocurrido con cualquier otro.

Por su parte “El Mercurio”, imperio periodístico que comparte sin contrapeso con “La Tercera” el control de la pauta noticiosa y la animadversión a la Concertación , adjudicó a Bachelet este fin de semana otro récord: el haber soportado un 71% más de protestas sociales que los gobiernos de Patricio Aylwin, Eduardo Frei Ruiz-Tagle y Ricardo Lagos.

Según estas cuentas, en los 540 días que cumplió la actual administración se produjeron 18 protestas  y “135 días han sido de movilizaciones”, entre ellas 40 de la “marcha de los pingüinos”, 21 por un paro de los trabajadores de  la salud, 30 días de manifestaciones contra el mal funcionamiento del Transantiago y 34 por la huelga en el cobre.

El Secretario General de la OEA José Miguel Insulza, de visita en Chile y en su condición de ex Ministro del Interior de Ricardo Lagos, llamó la atención sobre el intencionado doble estandar que intenta aplicarse a la Presidenta Bachelet, al recordar  que “nadie decía que en el gobierno del Presidente Lagos estuviéramos mal, pero también en ese período hubo estudiantes en la calle, protestas numerosas, movilizaciones más grandes”.

Sin inmutarse, la Presidenta responde: “Yo sé que cuento con el respaldo de la gran mayoría de los chilenos. Sé que el preocuparse por la gente más vulnerable, darle un sello de protección social a un gobierno y garantizar sus derechos a la gran mayoría, atenta contra algunos intereses, y el ser mujer, además, produce cambios culturales que son importantes y se traducen, incluso, en el tipo de opiniones y de lenguaje que se utiliza”.

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Víctor Vaccaro G.
Periodista
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