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Zapatero compra votos

viernes 21 de septiembre de 2007, 07:25h
Alguien muy torpe asesora a Zapatero. O es que éste se ha puesto nervioso y no hace caso más que a su egolatría. Hace ya bastante tiempo que ha cambiado lo que presentaba -y representaba- como buen talante y sonrisa fresca, por una voz engolada y campanuda y por una mirada entre triste y desafiante. Es otro Zapatero. ¿O es que ahora ha salido el auténtico, el que estaba detrás de la máscara de su propio carnaval político en que ha metido el país?

Era preferible el anterior, sinceramente. Caía mejor a la ciudadanía, sobre todo después del Aznar duro y autoritario de su segunda legislatura. La pifió.  Ahora le está ocurriendo a Zapatero incluso antes de acabar la primera. Habría sido preferible que el paso del tiempo nos hubiera confirmado que el verdadero era aquel y no el de ahora. Todos -él también- habríamos salido ganando. Pero cuando no hay fuste es difícil que haya aguante, incluso para fingir. Y la oposición, obcecada en mirar el pasado, no sabe aprovechar la coyuntura.

En fin, que Zapatero más nervioso de lo que razonablemente cabría esperar ante las elecciones generales de marzo, aconsejado o producto de su propio caletre, se ha puesto a comprar votos con su reparto de cheques para bebés, de dentistas para limpiar la boca de los peques, de dinerillo para jóvenes sin vivienda y de trenes de cercanía incluso a las comunidades que más bien tienen lejanías, y pronto vendrán los peajes... La cuestión es repartir lo que sea, y hacerlo directamente no a través de las comunidades y ayuntamientos, algunos de los cuales ya lo estaban haciendo y mejor.

Todo el mundo ha visto la trampa. Ahora promete e incluso empieza a sacar dinero de la caja de todos para darlo a unos cuantos, y si no gana las elecciones ya habrá endosado el muerto del déficit al gobierno que venga, y si las gana ya habrá tiempo y forma de frenar tanta generosidad aparente y explicar que la oposición no le deja cumplir sus buenos deseos o sueños de unas noches de verano.

Además, parece que Zapatero no conoce o ha olvidado la historia de los caciques de los pueblos -en monarquía y en república- que compraban votos a la hora de las urnas. Por esto está cayendo en parecidas prácticas inadmisibles, y con dinero del Estado. La ventaja es que ahora no se hace de tapadillo, sino a la luz del día. Como si todos los ciudadanos se chuparan el dedo o fueran tontos. ¡Que no, hombre, que no!
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