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Sexo, mentiras y video: el caso Naty

Sexo, mentiras y video: el caso Naty

jueves 04 de octubre de 2007, 02:27h
La aldea mapochina se incorpora, con la modorra que la caracteriza, a los nuevos aires de la modernidad. Y esto implica, a veces, tragos amargos y rasgado de vestiduras ante acontecimientos mediáticos que no figuraban en nuestros libros y que no sabemos cómo manejar pues jamás los vivimos antes.

El último episodio, que provocó todo tipo de comentarios de boca en boca (nunca mejor usada la expresión) o de mail en mail, e incluso demandó la atención de los suplementos dominicales de los diarios, con variados análisis, fue la felación ─del latín fellatĭo, derivado a su vez de fellāre, mamar, según nos enseña el diccionario de la Real Academia de la Lengua─ que una adolescente de 14 años le practicó a un compañero de colegio en una solitaria plaza de Ñuñoa.

Natalia, que así se supongo se ha de llamar la niña inmortalizada con el apodo de Naty, con la que sus compañeritos la alentaban a seguir adelante con su empeño bucogenital, mientras la filmaban con la cámara de video de un teléfono celular, en estos momentos está castigada por sus padres, quienes hasta le quitaron el acceso al Messenger (supremo castigo en la era digital).

Por otra parte, como era previsible, en un país de fariseos y gente que se escandaliza ante cualquier cosa, pero después pregunta para callado cómo se puede hacer para conseguir el video aquel, fue expulsada de su colegio, el La Salle de La Reina. Y probablemente debe estar pensando de qué manera lograr mudarse de barrio, ciudad, país y planeta, en caso de que ello fuera posible, para no quedar estigmatizada como la jovencita más relajada de Chile y sus alrededores.

Como sea, lo cierto es que nuestra católica y devota sociedad reaccionó de un modo más que previsible. Los canales de televisión, para empezar, reprodujeron el video de marras, a poco de que éste fuera subido a Internet, pero pixelando la imagen, de manera de estimular el morbo de los televidentes sin transgredir la ley. La imaginación, ya se sabe, es la que completa la visión sesgada que el fisgón obtiene a través de la cerradura de la puerta. Y en este caso los voyeuristas eran millones, y en horario prime.

Luego intervinieron en masa, y con una diligencia que uno bien quisiera quedara en evidencia ante todas las transgresiones a la ley, las fuerzas policiales más variadas ─desde el OS-9 de Carabineros hasta la Brigada contra el Cibercrimen de Investigaciones─. Y, por supuesto, el Ministerio Público, anticipándose a cualquier requerimiento de las fuerzas vivas del cuerpo social, conmocionado por este ultraje a la inocencia.

El sitio web El Antro.cl, que había uplodeado al ciberespacio esta muestra de alegre y despreocupada estudiantina, se apuró entonces a retirarlo de sus servidores. Pero ya era tarde, pues los jugueteos de la colegiala y su partner ya circulaban de celular en celular y eran motivo de asombro para muchos.

La pregunta es: ¿de qué tanto debemos asombrarnos? ¿Acaso es Naty la única estudiante de este país que practica sexo oral como una forma de ir descubriendo su propia identidad sexual y asomarse al mundo de los adultos, con todas las facetas que éste tiene? El que no tenga tejado de vidrio, digo yo, para satisfacer los instintos culposos propios de nuestra tradición judeocristiana, que arroje la primera piedra o escupa al cielo, exponiéndose a los riesgos que ello supone.

Todas las encuestas realizadas indican que los jóvenes comienzan a explorar su cuerpo y el de los demás a la misma edad que tiene la chica a la que hemos elegido como chivo expiatorio de todas nuestras represiones y miedos ocultos. Así que, por ese lado al menos, no habría ningún motivo de sorpresa.

Lo que conmueve, sin duda, al personal, es que la chiquilina haya tenido el desparpajo de dedicarse a actividades a las que los humanos se han entregado con deleite desde sus orígenes y en todos los tiempos (como lo testimonian, por ejemplo, los restos de los murales de Pompeya), sin ruborizarse ni ocultar su rostro ante la cámara, como quien desprecia de un modo burlón a los mirones que nunca faltan.

Claro, el argumento de hipócritas y puritanos no es criticar lo que hizo, sino cómo lo hizo. Es decir, la desvergüenza de exhibirse en un lugar público haciendo lo que todo el mundo prefiere hacer en privado. Y entonces, añaden, que “de seguro estaba volada o copeteada porque en sus cinco sentidos nadie puede atreverse a hacer lo que hizo”.

Hasta ahí, en todo caso, llegaría todo su pecado. Porque la Naty no es responsable, que yo sepa, de haber grabado la escenita y luego haber divulgado esa suerte de (e) nanowebcast. Eso, en todo caso, se lo podemos atribuir al alcahuete/olfa/batidor/sapo (elija usted la opción que le parezca e incluso agregue una más de su propia cosecha), típico del curso, que se cree graciosito difundiendo las supuestas debilidades o renuncios de los demás.

De hecho, el diario La Nación lo entrevistó (vía MSN, supuestamente, ya que yo, que me ganó la vida como escriba, no pongo las manos al fuego por nadie); y el cabroncito en cuestión declaró sentirse muy “achacado” por los problemas que le había creado a su “amiga”. Y de paso a Franco, el estudiante que resultó ser el destinario de las apasionadas caricias de Natalia, a quien también traicionó con su ocurrencia.

Arrepentimiento que no me quedó para nada muy claro, ya que el susodicho agregó, a renglón seguido, que tenía en su poder otro video “más brígido que el anterior”. Pero que ni loco se le ocurriría subirlo, ya que había aprendido con creces la lección. Al tiempo que le pidió disculpas a Naty por su ida de lengua, que en el mundo virtual se multiplicó por miles de curiosos esperando recibir su cuota de lascivia.

No soy un moralista, y no pretendo tampoco serlo. Aunque me pregunto: ¿con qué calidad moral podemos reprochar a nuestros jóvenes su supuesta impudicia cuando por los medios les damos a cada rato el espectáculo de una exagerada hiper erotización?

Ya no es sólo la publicidad la que apunta a ese blanco. También un canal como el del señor Ricardo Claro tiene su Mekano con jóvenes moviendo el culo y mostrando sus partes pudendas, para no darle ventajas a TVN, que con Rojo no lo hace nada de mal.

Entonces, damas y caballeros, tengan por lo menos el pudor de callarse la boca. Porque estamos en el reino del doble estándar, donde mostramos a las chicas de la reality en la ducha, pero no nos animamos a hacer una campaña contra el SIDA que estimule el uso del condón.

Y porque, claro, si hay que castigar a alguien, castiguemos a la Nati. Total la tenemos más a mano que a cualquiera y es ella, esta suerte de moderna María Magdalena, la que merece ser crucificada por sus actos obscenos que atentan contra la moral y las buenas costumbres, como diría El Porvenir de Chile.

En otro país, en Estados Unidos, para no ir más lejos, según me informa un amigo digno de confianza, los que ya estarían presos (y no castigados en su casa, con prohibición de ir a la escuela y escasas probabilidades de conseguir otra) serían el simpático cameraman que quiso quedar como un vivo bárbaro ante sus amigos y los dueños del servidor que lo replicaron.

¿El delito? Uno muy simple, y sancionado con penas altísimas: producción y difusión de pornografía infantil.

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Carlos Monge Arístegui
Escritor y periodista.
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