La metamorfosis de Rajoy

Los asesores de Mariano Rajoy llevan varios meses 'trabajando' para que cuando el líder del PP llegue a la Moncloa lo haga hecho un 'pincel'. Su cambio es palpable y evidente. Rajoy ha adelgazado varios kilos a base de una dieta moderada y de caminar todas las mañanas varios kilómetros con su esposa, Viri, por los alrededores de  urbanización madrileña en la que viven. También hace algo de bicicleta estática. Su meta, desde luego, no es llegar a tener las 'chocolatinas' de Aznar sobre las que los dirigentes del PP bromean. Él se conforma con perder barriga y estar más agil, que es bueno para la salud.
 
Lo de la dieta y la gimnasia al menos se lo reconoció al propio Zapatero en la última charla informal que mantuvo con él en el Congreso de la que fueron testigos dos ex ministros de Suárez que acudieron al acto impulsado por Bono en el que se colgaron en la Cámara dos retratos circulares, uno de Manuel  Azaña y otro del ex presidente de la UCD. Un acto al que, por cierto, faltó su hijo Adolfo que no mantiene con Bono precisamente muy buenas relaciones.
 
Pero Rajoy también está cuidando mucho su atuendo para rejuvenecer su imagen. El dirigente conservador, que casi siempre aparecía con un serio traje de chaqueta, posa ahora en todas las entrevistas con pantalones vaqueros y camisa, sin corbata, muy sonriente. Su barba, más recortada, sigue siendo blanca pero con no tanto como antes para que no haga ese contraste tan feo con su pelo teñido de tonos castaños.
 
Claro que Rajoy no ha sido el único que ha cambiado de imagen al acariciar el poder. El propio Zapatero experimentó ciertos retoques, como peinarle con raya, lo que suavizaba sus facciones y disimulaba algo sus pronunciadas entradas. ¿Y no recuerdan a Jesús Caldera?. Su pelo rizado pasó de un día para otro a estar 'planchado' sobre su cabeza. Eso por no hablar de otros -y otras - dirigentes que también se han preocupado bastante de mejorar su aspecto una vez que han ocupado puestos relevantes en política.