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¿Estamos locos o qué?

La columna de Gema Lendoiro: Berlusconiadas capítulo XXXVIII

La columna de Gema Lendoiro: Berlusconiadas capítulo XXXVIII

miércoles 28 de septiembre de 2011, 10:07h
No hay nada más divertido y que provoque más mofa que un político como Berlusconi, claro está que no soy italiana, soy española y no me puedo quejar porque el que aquí tenemos no tiene líos de falda pero también da para algún que otro chiste lo que hace.
 
El derecho de pernada se abolió hace ya mucho tiempo pero Silvio no se ha enterado. Confía en la máxima "no hay mujer que se resista a un buen fajo de billetes" poniéndonos a todas las que vivimos sobre el planeta el calificativo de putas porque ofrecemos nuestro cuerpo a cambio de dinero, oro, joyas, confort, bienestar. Bueno, todas no, las que no entramos dentro de sus cánones de belleza, en edad, centímetros en la cintura y en el pecho, seguramente somos, parafraseándolo a él, "infollables" Y casi que mejor así.
 
Italia es un país católico y como en todos los países que se confiesa esta religión, incluso siendo laicos, los pecados de la carne son mejor aceptados que en los protestantes, hasta un límite. Pero 'Il Cavaliere' se ha excedido hasta tal punto que incluso el presidente de la Conferencia Episcopal italiana, el cardenal Angelo Bagnasco, criticó sus comportamientos "licenciosos" y "libertinos". Y Berlusconi ha puesto el grito en el cielo y ha dicho que con esas declaraciones "asusta a los electores católicos". Con sus orgías, se ve que no.

En los países con mayor tradición protestante los excesos cometidos contra el sexto mandamiento se suelen ver con peores ojos y si no que se lo pregunten a Clinton que poco menos le hacen un consejo de guerra por una nimiedad con su becaria (que digo yo que el cabreo lo tendría que tener su señora esposa y ya se vio que no) Supongo yo, que no soy teóloga ni socióloga pero me encanta imaginar porqué son las cosas, que se perdona más en los católicos por aquello del acto de contrición y de atrición (Dios de mi vida, cuánto tiempo sin decir esta palabreja) y tenemos más asumido el perdón, el arrepentimiento, que quienes somos nosotros para condenar si Dios no lo hace, bla, bla, bla, bla (no les estoy diciendo ninguna tontería que las religiones influyen más de lo que pensamos en las tradiciones de los pueblos).
 
Pero al grano. Resulta que Silvio ha protestado porque el presidente de la Conferencia Episcopal italiana, el cardenal Angelo Bagnasco, ha criticado los comportamientos "licenciosos" y "libertinos" del 'Cavaliere', y el primer ministro ha considerado que así "asusta a los electores católicos". Me voy a permitir una licencia, jaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
 
Si no fuera porque sus decisiones influyen en la marcha del país, de no ser porque tiene más poder que Franco en su tiempo y, sobre todo, si olvidásemos que es el primer ministro, bien lo podríamos sentar en aquel jacuzzi de Jesús Gil en tal y tal y tal rodeado de mujeres bien tetonas y con las uñas de porcelana bien larguitas (eso, por Dios, que no nos falte nunca)
 
¡Qué asco de tío!
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