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FERIA DE OTOÑO

La izquierda de El Cid nos salva de otra tarde infame, y van...

La izquierda de El Cid nos salva de otra tarde infame, y van...

viernes 30 de septiembre de 2011, 20:28h
Una entonada y muy torera faena de El Cid, que recordó sus mejores tiempos con su toreo al natural, fue lo único destacable del segundo festejo de Otoño, en el que fracasó totalmente la ganaderia de Puerto y parcialmente lo hicieron Castella y Perera.
Y nos pedían firmas para salvar la Fiesta. ¿Qué Fiesta? La de los toros podridos, los matadores vulgares y la autoridad cómplice. No, Dios mío, no. Aparta de mi este cáliz de los que manejan y manipulan el otrora glorioso espectáculo táurico, al que han convertido en una zaragata, en un espejismo, en una ruina.Que no firmo.

Como fue el segundo festejo de la Feria de Otoño, en el que sólo se salvó y nos redimió en parte la izquierda... de El Cid, que ya quisieran los políticos en el poder, ya. No es que el otrora poderosísimo Manuel Jesús, campeador y triunfador en esta misma cátedra venteña con bicornes encastados y fieros de Victorino Martín, brillara en su grado máximo, no. Pero con sus series al natural, con pases de profundidad oceánica y artística, citando a distancia, con cierto desmayo sobre la derecha, con trincheras y pases de la firma inspiradísimos se acercó a su mejor versión en parte y nos estremeció.

Eso sí, el burel, con algo de casta y codicia, era nobilísimo y flojo, y la única emoción la tenía que aportar el coletudo, como así fue.
Y cual es tradicional, este Cid torero y olé marró con la tizona, sotándole al bicorne un horroroso sartenazo en los sótanos, por lo que el premio quedó en una fuerte ovación. El Cid, que también veroniqueó con gusto en este su segundo, nada pudo hacer con la bazofia enclenque y cadavérica que le tocó en desgracia en primer lugar. Mas así fue el resto del encierro de Puerto de San Lorenzo. Posmoderno, como la generación 'ni ni' tan de moda.

O sea, a excepción de ese cuarto, ni trapío, ni casta, ni bravura, ni fuerza ni 'na' de 'na'. Todos debieron devolverse al corral por la invalidez supina, claro, pero, la autoridad, ja ja -¿a quién defiende la autoridad?- aguardó al sexto para echar uno a chiqueros, no sea que haciéndolo con el primero y los demás tuvieran que salir muchos sobreros. Aunque hubiese dado igual, porque el único que saltó al ruedo, de la divisa de Los Bayones, era igualico igualico que sus hermanicos. Incluso de comportamiento, que más parecía el propio de un boxeador dopado...

De modo que las otras dos figuras anunciadas, que llevan una campaña tan floja como los bureles de Puerto, tampoco fueron capaces de alborear algo de ortodoxia. Sobre todo Sebastián Castella, apagado, vulgar y espesote, que dejó una imagen pésima. Un poco menos mala fue la de Miguel Ángel Perera, quien puso un punto más de voluntad e ilusión, pero también se puso pesado y olé. En fin que yo no firmo.

FICHA.- Cinco toros de PUERTO DE SAN LORENZO, mal presentados en general, descastados -excepto 4º, manejable- noblotes e inválidos. 6º, sobrero, de LOS BAYONES, con idéntica catadura. EL CID: silencio; ovación. SEBASTIAN CASTELLA: silencio; silencio. MIGUEL ÁNGEL PERERA: silencio tras aviso; silencio. Plaza de Las Ventas, 30 de septiembre. 2ª de la Feria de Otoño. Lleno.
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