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 'Bebo para divertirme'

"Bebo para divertirme"

lunes 03 de octubre de 2011, 08:36h
MODAS INFAMES

Si hay una ley  sistemáticamente incumplida en España  es  la que prohibe  consumir alcohol a los menores de 18 años. Aunque también prohibe vendérselo,  no hay más que sentarse   la tarde de un sábado cualquiera  delante de uno de esos  establecimientos    que abren  18 horas diarias  -generalmente  regentados  por  ciudadanos chinos- para confirmar  que  la práctica cotidiana  dista mucho  de  lo que  prescribe la ley.
De todas formas, si la simple observación  personal no parece   nada científica, podemos  traer a colación   un estudio que ha caído en nuestras manos,hecho público aún no hace un año (noviembre  2010).  Lo firma la Fundación Alcohol y Sociedad (FAS)  y fue  recogido en el libro 'Hablemos del Alcohol', y corrobora  punto por punto nuestra simple apreciación directa. Pero, además, la cuantifica, grosso modo , en estos términos: el 94% de los adolescentes consigue alcohol 'sin dificultad'. De hecho, al 70% de ellos 'nunca les han pedido el DNI' para consumir o comprar alcohol, a pesar de que  -como ya se sabe- la actual legislación sólo se lo permite a los mayores de 18 años. El estudio  indica que  el 61% de los jóvenes de 12 a 18 años es 'consumidor habitual' y el 69% comenzó a beber entre los 13 y los 16 años. Más de la mitad -el 56%-  admite 'haberse emborrachado en alguna ocasión' y al 50% 'le ha sentado mal la bebida' alguna vez.


Política del avestruz

Ante  las cifras  y hechos que, en relación al tema,  descubre  el estudio   realizado por la FAS de la situación de nuestros  adolescentes y preadolescentes,no cabe más que una conclusión: los padres, y con ellos toda la sociedad,   prefieren mirar para otro lado en lugar de  educar y hacer  frente  a una  circunstancia  que , en  la  mayor parte  de los  casos  -estoy seguro-  no  tiene  la aprobación social.
 
No vale, a mi juicio, desplazar del centro de las ciudades las zonas especialmente  habilitadas  para  que los jóvenes  se pongan hasta las cejas de alcohol en esos  llamados botellódromos. Lo único que se obtiene con medidas como esas  es  admitir implícitamente  que  beber no es malo, que solo  es hacerlo  en  zonas donde se causa  molestias  a los residentes.

A las peleas  que, generalmente, suelen  llevar aparejadas  estas fiestas  de    beber hasta  caer, hay que añadirle, además, el riesgo de accidente  que  conlleva , en  esas condiciones,  la vuelta a casa.

Si  con la ley no basta, hay que  empezar  ya tomando cartas en el asunto  en el seno  familiar enseñando a  los adolescentes a beber   moderadamente y  advirtiéndoles, al mismo tiempo,  de las consecuencias   que traen los excesos. Y, por supuesto, predicando  con  el ejemplo, porque  no hay nada peor que  unos padres  prohiban  algo que  ellos mismos  no cumplen.

El  colegio, el instituto , tienen  también un papel  fundamental  en el aspecto preventivo  ya que  las  campañas  de salud emprendidas por las autoridades sanitarias advirtiendo  a los jóvenes de las consecuencias  del  consumo  excesivo de alcohol no  parecen haber sido muy efectivas hasta la fecha.

Si con  todo esto somos capaces de trasladar al ánimo de nuestros adolescentes que beber  no  mola, que  solo   bebe  quien no es capaz  de divertirse  sin  bañarse en alcohol, y que quien más se emborracha  es menos libre,quizás  subvirtamos la  ecuación   dominante  entre nuestros  jovencitos, "bebo  para divertirme", por  otra que diga "si  bebo, me pierdo lo mejor de vivir".
  

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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